martes, 30 de abril de 2013

La Metropolitana: sin filtro para la represión



Lo que sucedió el pasado viernes 26 de abril en el predio del Hospital Borda fue un claro ejemplo de que la represión sin escrúpulos empapa el leitmotiv fundacional de la policía “ejemplar” de la Ciudad de Buenos Aires: reprimir con todos los elementos posibles, incluso desoyendo a la Justicia burguesa y pulverizando los “protocolos humanistas” del accionar policial. Si bien lo que todas las fuerzas represivas del aparato estatal intentan disfrazar, las huestes de Macri lo realizan abiertamente, llamó la atención la ferocidad con la que atacaron a internos, enfermeros, médicos, militantes, docentes, periodistas y diputados. En gran parte, la mediatización extrema se debe a que varios legisladores sufrieron en carne propia lo que sufren miles de trabajadores y desocupados cuando salen a luchar a las calles. Más allá de relatar la sucesión de hechos, es importante destacar que lo acontecido en el Borda es solo un caso más dentro del sangriento prontuario de la policía Metropolitana. Incluso leve si lo comparamos a los dos muertos del Parque Indioamericano –operativo conjunto con la Federal- y los varios heridos de plomo durante el desalojo de la Sala Alberdi. Lo interesante es saber que se oculta detrás de la “fantochada” a lo Scotland Yard: un cuerpo plagado de ex represores militares, expulsados de la Federal, espías, marinos retirados y varios procesados por casos de “gatillo fácil”, todos estos amparados por el Jefe de Gobierno Mauricio Macri y el Ministro de Justicia y Seguridad porteño Guillermo Montenegro.

Después del canto del gallo

Ya a las 6 a.m., la empresa contratista -sin orden judicial alguna- comenzó a desalojar maquinarias y mobiliario del Taller protegido 19 del Hospital Borda en la zona de Barracas. El operativo contó con la custodia de varios agentes de la Policía Metropolitana. En ese taller, de suma importancia y quizás uno de los pocos espacios donde los internos del Borda podían sentirse contenidos, se enseñaban oficios, realizaban actividades culturales y tareas de rehabilitación fundamentales para el tratamiento psiquiátrico. En pocas horas, fue reducido a una montaña de escombros.  El pretexto: despejar la zona para que en ese sitio se emplazara el nuevo centro cívico porteño. El objetivo real: el negocio y la especulación inmobiliaria, revalorizando una zona históricamente postergada en la cual incontables propiedades pertenecen al Grupo Macri o a sus amigotes allegados. Proyecto aprobado en la legislatura porteña  gracias a la complicidad de la bancada kirchneristas, que luego se rasgaría las vestiduras y clamaría por la cabeza de Montenegro, responsable político inmediato de la brutal represión.

Cuando cientos de manifestantes intentaron llegar hasta el lugar para repudiar un nuevo crimen contra la salud pública de los más postergados, fueron reprimidos por más de 300 efectivos de la Metropolitana llamados de urgencia para reforzar la seguridad de la zona. Las imágenes hablan por si sola: mientras el macrismo justifica la represión al afirmar que grupos de encapuchados agredían a los “guardianes del orden”, las imágenes solo registraron enfermeros llenos de sangre, mujeres llorando por el gas pimienta, pacientes deambulando en estado de shock y varios periodistas y legisladores exhibiendo los disparos de bala de goma en sus cuerpos. Los únicos cobardes y encapuchados fueron los tiradores de la Metropolitana, quienes dispararon a mansalva encima de la línea de la cintura y a una distancia de cuerpo a cuerpo. El saldo: más de 50 heridos y varios detenidos en las filas de los que se acercaron para demostrar su solidaridad y su compromiso con aquellos que no votan y que son invisibilizados por la sociedad: los mal llamados “locos”. 

Radiografía de la policía Metropolitana

En sus comienzos desembarco en barrios pocos conflictivos como Coghlan, Villar Urquiza y Saavedra, para luego extenderse a los barrios de Villa Crespo y Chacarita. Operativamente es una fuerza de escasa capacidad que no cubre las zonas más “conflictivas” como el sur de la ciudad y las villas. Pese a que es vendida como una nueva fuerza, solo es un reciclaje de la resaca de las fuerzas armadas y la Policía Federal, generando un foco infeccioso de corrupción y abuso de poder. Ya desde su gestación –que contó con el apoyo del Pro, los K y la bancada socialista-, la Metropolitana estuvo mal parida: el escándalo suscitado con el Fino Palacio y Ciro James dejaron en evidencia cual era el corte ideológico de la policía de Macri. Luego del cimbronazo, - ya separado el Fino y unos 40 secuaces que provenían del la Federal- muchos consideraron que la depuración de la Metropolitana era un hecho, pero estaban errados: hoy en día el contingente principal de jefes y oficiales designados por Palacios son los que comandan la fuerza. Los nexos entre la Policía Federal y los mercenarios porteños son aún más escandalosos cuando se comienza a entrecruzar los datos. De los 52 miembros de alto mando que integran la cúpula de la Metropolitana, 42 son oficiales que fueron echados de la Federal, y cuatro de ellos tienen cargo de superintendente. Actualmente son más de 3000 desclazados los que componen la fuerza de choque macrista, 2000 de ellos vienen de la Federal.

El Instituto Superior de Seguridad Pública afirma que busca transmitirles a los cadetes de la policía porteña “aptitudes necesarias para la intervención civilizada en los conflictos, de una manera absolutamente respetuosa de la dignidad humana y concibiéndolos como oportunidades para aprender a coexistir”. Falso en todo sentido, ya que en la práctica uno puede observar todo lo contrario. Actualmente la fuerza “diferente para la seguridad que el vecino necesita” da lugar en posiciones sensibles a ex integrantes de las fuerzas armadas: 186 efectivos son o fueron militares; de esta cifra, 135 efectivos están ubicados en los rangos operativos de oficial y oficial mayor. Pasando en limpio, la Ciudad de Buenos Aires esta siendo patrullada por hombres formados para la guerra y el exterminio del “enemigo”, violando la Ley de Seguridad Pública de la Ciudad. El destino de la mayoría de estos ex militares –en especial los ligados a la Armada- es el de engrosar las filas de unidades operativas especiales, similares al grupo GEOF de la Federal. Esto no es una mera casualidad, ya que Montenegro ha terminado de moldear un grupo de choque rodeado de viejos conocidos: él estudio en el Liceo Naval, se desempeñó como jugador de Rugby en el equipo de dicha institución y respetó las viejas tradiciones familiares, ya que su padre es un ex capitán de navío y director de maestrías de Instituto Universitario Naval. Sin olvidarnos tampoco los cursos en la “Nueva Escuela de las Americas”  de El Salvador o en el Mossad –instituciones caracterizadas por su profundo sentido humanistas similar al que tenían la AAA o la GESTAPO- a los que son enviados los oficiales metropolitanos.

Debutando a lo grande.

Durante dos años y medio, la policía porteña actúo como fuerza de choque en cuatro conflictos: el desalojo del Parque Indoamericano, la represión a los vecinos en el Parque Centenario, el desalojo de la Sala Alberdi y en el Borda. De a poco, los pitucos disfraces a la inglesa que utilizan se fueron manchando de sangre. En los cuatro casos hubo heridos, algunos de gravedad, y en el Parque Indioamericano fueron asesinados Bernardo Salgueiro y Rosemary Chura Puña, quienes solo habían ocupado terrenos en reclamo de una vivienda digna.  En este trágico hecho, el que estaba encargado del operativo era el Mayor Ricardo Ferron, actualmente imputado junto a otros 33 efectivos por doble homicidio en agresión. Ferron además de estar procesado en esta causa, fue denunciando por el ex legislador Marcelo Parilli por haber integrado un Grupo de Tareas de la Policía Federal durante la última Dictadura Militar. El accionar fue similar a lo que sucedió en el Borda: asesinos con chapa disparando indiscriminadamente contra gente desarmada, incluso realizando maniobras distractivas, atacando por la espalda y deteniendo al voleo.  Por suerte, tanto en el Borda como en la Sala Alberdi, no se tuvieron que lamentar muertos en las filas de los manifestantes, pese a que hubo heridos por balas de plomo y no son pocos los testigos que aseguran haber visto cartuchos letales en poder de las fuerzas represivas. Ya nadie debe dudar: frente al primer contratiempo, la Metropolitana no titubea al usar la fuerza indiscriminadamente –incluso utilizar las balas de goma de manera letal al dispararlas a corta distancia- y llevarse preso a cualquiera que pase por ahí.

Si hablamos de “gatillo fácil”, la Metropolitana también esta a la orden del día. En los Tribunales, en los Organismos de Derechos Humanos y coordinadoras antirrepresivas (como CORREPI), las carpetas y denuncias contra agentes de Macri se acumulan a ritmos vertiginosos. Los agentes David Alejandro Barrios y Enzo Fabián Álvarez son dos casos testimoniales de la conducta “preventiva” que estimula el Jefe de Gobierno y toda la banda de crápulas que lo escudan. El 16 de agosto del 2011, Barrios asesinó a Rodrigo Romero de 16 años y a Jesuan Marchioni, de 23. Los jóvenes habían abordado el interno 77 de la línea 79, en el cual viajaba Barrios vestido de civil.  Una de las pistolas que supuestamente utilizaban los presuntos delincuentes en el asalto al colectivo no tenía balas y la otra tenía un solo proyectil y no se podía disparar. Según los testimonios, el policía detectó el asalto y disparó antes de que los supuestos ladrones reaccionaran. A uno lo mató de dos disparos y al otro lo remató en el piso. En lugar de ser apartado por el crimen cometido, Montenegro, y el que por entonces era el jefe de Metropolitana, Eugenio Burzaco, elogiaron la actuación del policía destacando su “valentía y profesionalidad”. Mismos elogios recibió Álvarez,     luego de reducir y fusilar con un disparo en la cabeza a Bruno Pappa, quien había intentado robarle con una replica. Como no podría ser de otra manera, varios más son los oficiales que prefieren disparar antes que preguntar, personal tan necesario y requerido para cualquier tipo de fuerza represiva burguesa.

Culpas compartidas

Mientras los kirchneristas se regodean por dentro con las imágenes de la represión en el Borda, ninguno de la bancada oficialista admite responsabilidades al haberle dado luz verde para la gestación de una fuerza que hoy en día no tiene nada que envidiarle a la Federal. Echarle la culpa exclusivamente a Macri, además de Montenegro, al jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta y al ministro de Desarrollo Urbano Daniel Chaín por el desalojo del Borda, la Sala Alberdi, el Parque Centenario o el Indoamericano sería una injusticia a medias. El Gobierno Nacional, expresado en sus legisladores porteños, se desenvuelve con un grado de cinismo total. Ellos son cómplices porque cuando la “profundización del modelo” lo reclama, no titubean en armar negociados con el Pro- lease el pase de propiedades entre Nación y Ciudad votado en la legislatura porteña, entre otros-. Al mismo tiempo se llenan la boca hablando de DDHH cuando no se responsabiliza de los muertos, heridos y procesados que carga en su “década ganada” desde 2003: más de 5.000 compañeros judicializado por luchar; represión sistemática contra obreros y manifestaciones sociales (Zanón, los Qom, etc); tercerización de la represión mediante las patotas lumpenes; militarización territorial en manos de Gendarmería y Prefectura; uso cotidiano del gatillo fácil, la tortura en cárceles y comisarías. Sin olvidarnos los asesinados en protestas sociales, como Fuentealba, Mariano Ferreira, Cuellar, etc.

“Sin crimen no hay Estado”, afirmó el filosofo Max Stirner. Para todo aquel que se consideren un luchadores de las causas de los más humildes, es una regla de oro desconfiar de las palabras o promesas de aquellos que solo administran pobreza y palos para los más pobres. Todo uniformado es un diente más de ese Leviatan que controla el status quo de un ficticio pacto social que somete, hambrea y asesina a los pueblos. La única manera de enfrentar la represión estatal en todas sus variantes es en la calle, organizados y luchando por romper las cadenas manchadas de sangre que nos atan a nuestra propia perdición, llamada Estado. 

La nota fue publicada en la Revista La Maza del mes de mayo 2013

IMAGENES DE LA REPRESION EN EL BORDA (BARRICADA TV)


martes, 26 de febrero de 2013

“¿DONDE ESTÁ EL GOBIERNO DE LOS DERECHOS HUMANOS SI HOY SE FUSILA UN PIBE POR DIA?”



 Entrevistamos a María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional, CORREPI.  Cuando muchas organizaciones continúan brindándole derecho a la duda frente a las represiones perpetradas por Gobierno Nacional y otras sostienen que los verdugos que protestan por una mejor paga de sueldo deben ser considerados como  “trabajadores”, Verdú se para en la vereda diferente, donde las palabras Represión y Estado son inseparables.  

por Ezequiel Alvarez

La Maza: Casi toda tu carrera de abogacía la cursaste en plena dictadura ¿Tenías algún tipo de experiencia dentro de la militancia?
María del Carmen Verdú: Antes de ingresar a la carrera, no, pero tenía un pensamiento político, más que nada por osmosis familiar. Mi familia paterna era afín a la línea de pensamiento del viejo socialismo. No tardaron demasiado en sentir simpatía por el Partido Demócrata Progresista de Lisando de la Torre. Mi padre era un hombre de ideas comprometidas, ateo y ávido lector de Spinoza. A los doce años tenía muy claro que todos los milicos y curas eran malos, que la mejor posición frente a la autoridad es confrontarla y discutirla  y que no vivíamos en una sociedad justa. Ingrese a la UBA el 8 de marzo de 1976, tenía 17 años. En esos años salía con un chico que también estudiaba abogacía. Cuando ingrese, me vincule con su grupo de amigos. Al poco tiempo, muchos de ellos empezaron a militar en el radicalismo. En esa época los escuchabas hablar y estaban a la izquierda del Partido Comunista, algo muy gracioso.

LM: Bueno, pero no hace falta mucho para estar a la izquierda del PC…
MCV: Si, es verdad, incluso en ese entonces, en pleno proceso militar. En ese momento había un escenario muy curioso: más allá del origen político y pertenencia partidaria, eran los milicos o nosotros. Ahí es cuando empiezo a ser útil, ya que gracias a una fractura en mi pierna podía ingresar panfletos políticos y pegatinas  en el yeso, burlando tortuosa requisa que hacían los milicos a todos los estudiantes en el ingreso. Hacia el final de mi carrera me vincule con compañeros que teníamos la necesidad de tener un espacio de militancia específico en el aspecto antirrepresivo. Sentíamos que el concepto de DDHH que se manejaba en el CELS, SERPAJ, Madres, Abuelas, se acotaba demasiado  a todo lo que había sucedido hasta ese momento. No analizaban la posibilidad de la violación de los DDHH en Democracia. En 1986 empezamos a meternos con los casos, que llamamos con absoluta “naturalidad”, como gatillo fácil y muertes en cárceles. El nexo siempre fue por vínculos personales y conocidos. Comenzamos a denunciar las muertes en las cárceles, los casos de pibes fusilados en las barriadas. Se habían modificado los métodos represivos, pero ahí estaba, siempre presente, la represión. Aún estábamos muy intoxicados por el tecnicismo característico de un recién egresado, nos faltaba aprender muchas cosas que solo se aprenden en la calle. Todo esto, en plena primavera alfonsinista. Para muchos, éramos marcianos.

CORRÉ PIBE, AHÍ VIENE EL ESTADO

LM: ¿Cuando empezaron a “caminar” la calle?
MCV: Entre 1986 y 1987 empezamos a vincularnos con los casos de “gatillo fácil”. El 8 de mayo 1987 sucede la masacre de Budge, y a partir del repudio popular de la barriada entera fuimos comprendiendo que el camino era la organización y la pelea en la calle. Comprendimos que la solución no era la cuestión técnica en los expedientes, porque es un corset que tiene como primer requisito reconocer y aceptar la legalidad del sistema. Se nos clarificó una idea elemental: la represión es política de Estado que no debe ser considerada como un abuso ni un exceso. No es un  problema de policías  loquitos,  sueltos o reclutados por error y transformados en fuerzas de seguridad, sino que es una necesidad fundante de cualquier Estado que tenga que administrar una sociedad dividida en clases.

LM: ¿Cómo fue la respuesta de estos organismos frente eso planteos?
MCV: Todos los organismos de DDHH nos echaron como perros. El episodio más paradigmático fue en Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, donde nos atendieron varios compañeros entre los que estaban Cata Guagnini del Partido Obrero. Nos contestaron que pretendíamos poner al mismo nivel a víctimas de la represión de la dictadura militar con “tres negritos chupando cerveza, tirados  en una esquina de Budge”. Afirmación que -aparte de tener una ceguera de clase- es un error de concepto teórico fundamental, ya que no se define la violación de DDHH  por la víctima, sino por el victimario. Si el que violenta es el Estado con un objetivo disciplinador, indudablemente es una violación a los DDHH, más allá de si la víctima es o no militante. Ya que, lamentablemente, el terror de la dictadura fue un éxito, el Estado burgués posterior no tenía organizaciones o movimientos fuertes para perseguir. Lo que se propuso hacer es ejercer un severo control social para que nunca más pasara lo de la década de los 70, en que amplios sectores populares e organizaron y enfrentaron al régimen. La dictadura había sido remplazada por un gobierno constitucional porque los gobiernos militares ya no eran necesarios.

LM: ¿Cómo nace Correpi?
MCV: Nace cuando un grupo de compañeros decidimos ocuparnos de la represión de hoy. Empezamos a convocar a reuniones a todos los partidos, organizaciones políticas y estudiantiles. A partir de los casos de gatillo fácil que veníamos agitando – los de la Matanza, Budge, Morón, etc.- nos llegó el caso de Walter Bulacio. Se generó un alto nivel de movilización, era un pibe que iba al Colegio Nacional Rivadavia, asesinado en una comisaría luego de ser detenido por estar parado en una esquina después de un recital de los Redonditos de Ricota. Nos volvimos referentes, no por ser los abogados de la familia, sino por hacer hincapié y acompañar en todo momento a la lucha callejera, las movilizaciones y los reclamos de la familia. Esa visibilidad nos permitió crecer como coordinadora con un claro mensaje antirrepresivo. Funcionamos como una especie de sindicato, ya que es un frente en el que confluyen muchos compañeros de distintas organizaciones. También hay muchos compañeros independientes, como es mi caso, y eso colabora a que no exista una hegemonía.

OJOS QUE NO VEN, LOMOS QUE NO SIENTEN

LM: ¿Qué relación existe entre Los conceptos de  Estado y represión? ¿Se pueden separar?
MCV: No, al menos en todos los Estados que hemos conocido hasta el momento. Los anarquistas dicen que todo Estado es represor. No me considero con suficientes herramientas teóricas como para asegurar eso en abstracto, porque supuestamente un Estado sin clases dominantes  no tendría necesidad de reprimir. En cualquier estructura social donde haya uno que domine a otro van a existir herramientas de poder represivas. El hombre no ha nacido para obedecer, sino para rebelarse. La formación y la cooptación de consenso también entran en ese esquema general. Esto se aplica en mayor o menor medida según cada situación concreta, pero es algo intrínseco a este tipo de sociedades. El nivel de consenso se puede conseguir asegurando un nivel económico “prospero”, porque probablemente el obrero de ese Estado va a tener muchas menos razones para salir a protestar. Pero, cuando se descomponen los “Estados de bienestar”, vemos situaciones como las que viven Europa y varios países del mundo.

LM: ¿Existe una naturalización de la represión?
MCV: Hay una represión selectiva y otra preventiva. La selectiva es aquella que se dirige hacia organizaciones o militantes para dispersar o atentar la lucha y la movilización. La preventiva es una modalidad que se descarga en apariencia de modo indiscriminada sobre el conjunto de la población –gatillo fácil, detenciones arbitrarias, violencia policial,  militarización de los barrios, etc.-, pero que, si lo miras con ojos críticos  te das cuenta de que hay un claro elemento de selectividad de clase. La represión preventiva es de baja intensidad y posee un elemento fundamental: la naturalización hacia dentro de la clase que la padece, acompañado de la invisibilización de esta hacia fuera. Cuando el pibe de barrio te cuenta que lo detuvieron y que lo cagaron a palos, te lo cuenta con absoluta naturalidad porque “la vida es así”. Eso te demuestra que estos mecanismos funcionan porque ese pibe es impregnado de la idea de que cuando viene la cana hay que cruzar de vereda y agachar la cabeza. Nos dimos cuenta de esta naturalización con la causa Bulacio. Los otros once pibes  que estuvieron en el mismo calabozo con Walter, testificaron que después de ser encerrados, se tiraron a dormir en el piso. Uno de esos chicos grabo en la pared del calabozo “caímos por estar parados”. Él quiso decir, que habían caído por no hacer nada en la vereda del Estadio, pero también por no estar organizados y ser quienes eran. Solo se rompe la naturalización con conciencia. El militante es ese pibe de barrio que dio un salto y se organizó. ¿Por qué le decimos represión preventiva? Porque tiene la finalidad de prevenir la organización popular, de amedrentar, de advertir, de disuadir…El Estado busca domesticar a la gente para que sea individualista y no se comprometa y lo hace, en primer lugar, a palos.

LM: ¿Cómo es la vida de un pibe de barrio en Argentina y su relación con la cana?
MCV: En esos barrios pobres que conforman el tejido suburbano, el único contacto de todos los habitantes con el Estado es la policía y su presencia represiva, ya que muchos están fuera del sistema educativo y no hay hospitales. Incluso, en muchos casos la policía ni siquiera está dentro de los barrios, sino en la periferia, en los accesos,  así pueden controlar el flujo de entrada y salida, cercando el perímetro. Esto se ve claramente en el Alto de Bariloche, donde la represión está a la orden del día y han encarcelado a varios compañeros luego de los saqueos de diciembre del 2012. Allí hay ocho pasos que unen la ciudad con los barrios pobres del Alto, en cada uno hay especies de checkpoints donde se controla absolutamente todo. Los pibes del Alto no pueden bajar a la ciudad si no demuestran que van a trabajar o a hacer algo en concreto. Si ese pibe de barrio tiene vínculos con el bachillerato popular del barrio o va a una organización vecinal, va a tener una contención distinta. La burguesía busca la destrucción de cualquier tejido de contención social, porque si ese pibe llega a la adolescencia con la suficiente cantidad de proteínas para que sus neuronas se hayan desarrollado plenamente, y con un pensamiento crítico, se transforma en un grave problema y es blanco de exterminio. Entonces, hay que mandar a la brigada del barrio a que inunde los pasillos de paco para cagarle la vida, y encima, hacer plata.

LM: ¿Que rol le designa el Estado a la escuela?
MCV: La escuela es uno de los lugares fundamentales para la implementación del control social, porque ahí le enseñas al pibe que las leyes se respetan, que cada uno tiene un lugar asignado en la sociedad y en la vida y que debe adaptarse a ello. Una de las  primeras cosas  que se aprende en la escuela primaria, es que el Estado está dividido en tres poderes,  Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y que cada uno tiene una tarea. Eso se refleja en la represión cotidiana. Los legisladores son los que arman la estructura normativa sobre la que se apoya la represión. Esos mismos legisladores son los que condenan la tortura, pero les abren la puerta a otras figuras jurídicas, como los apremios, vejaciones y severidades con las que  se disfrazan las violaciones de los DDHH. El Poder Judicial es cómplice y participe de la represión. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, con voto del mismísimo Raúl Eugenio Zaffaroni,  hizo doctrina al afirmar que la tortura no es tortura en Democracia, ya que “en periodos de constitucionales, el Estado no es una maquinaria de oprimir ciudadanos sino que es el garante de sus derechos y garantías”. Entonces, aunque el hecho que estaban discutiendo haya ocurrido en una comisaría, que el autor haya sido un efectivo policial y que se haya corroborado que la persona fue torturada, la Corte afirmó que no era un crimen de lesa humanidad porque era un abuso individual. El caso sucedió en la propia Capital Federal, el torturado se llamaba Bueno Alves y el torturador un policía llamado Rene Jesús Derecho, que llegó a ser el tercer hombre de la cúpula de la Policía Federal de esta democracia.

LM: ¿Qué te genera la caracterización que realizan de este gobierno nacional como “el gobierno de los derechos humanos?
MCV: El kirchnerismo va a pasar a la historia como el gobierno –que desde 1983 hasta el momento- ha tenido más presos políticos, más pibes fusilados con el gatillo fácil y más presos muertos en comisarías y cárceles. Sin olvidarnos de las siete Leyes Antiterroristas que aprobó, cuando Menem no pudo promulgar ni una. Y esto lo logró hacer con consenso, con la máscara de los DDHH puesta. ¿Dónde está el gobierno de los DDHH si hoy se fusila un pibe por día? El kirchnerismo llega al poder como expresión de la variante útil para recomponer la legitimidad y gobernabilidad  de las instituciones burguesas debilitadas y seriamente cuestionadas por toda la sociedad luego de la crisis del 2001. Kirchner estaba convencido que no debía ni podía ser un nuevo Duhalde.  Mientras no lograra recomponer las cosas, no podía enfrentar una situación similar a la masacre del Puente Pueyrredón. Durante el periodo del 2003 hasta el 16 de julio del 2004 –día de la represión en la Legislatura Porteña-, sosteníamos que el gobierno reprimía y muchos nos volvían a mirar como marcianos. Nuestro análisis de su política represiva,  en ese momento,  era “toda la represión necesaria, con todo el consenso posible”. El kirchnerismo logró, en gran parte gracias a un bolsillo abultado, encontrar y comprar un consenso que le permitió reprimir y que los únicos que salgan a la calle sean los que están concientizados o militando. Haber logrado pintarse la cara con los colores de los DDHH y autodenominarse “gobierno de los DDHH” es una de las herramientas represivas más eficaces que han sabido usar.






La entrevista fue públicada en la revista La Maza de marzo 2013



           DATOS BASICOS A TENER EN CUENTA CUANDO ALGUIEN CAE EN CANA


jueves, 4 de octubre de 2012

A fuego lento: Guiso a la Cristina



Caceroleros vs Gobierno: una pelea entre los que quiren y viven a costas de los explotados y humildes.


 

Por Ezequiel Alvarez 

Una señora entrada en años, gesticula y deja entrever la habilidad del cirujano plástico. Otra se pasea con un cartel pidiendo “libertad”. Un joven de unos treinta años muestra una pancarta “brillante y esclarecedora” que afirma que “esto no es Cuba”. Miles y miles  de estos personajes particulares sazonaron un variopinto show en las calles porteñas, al ritmo de unas cacerolas vaciadas para la ocasión. La política argentina –siguiendo un rumbo lógico y predecible-  se está adentrando en un capítulo que no tendrá vuelta atrás: la ruptura con vastos sectores de las clases media y media alta que fueron beneficiados por la seguidilla de milagros bíblicos de la era K.  Y eso sucede en el marco de la disputa de fondo,  y que realmente preocupa seriamente,  al gobierno bonapartista de Cristina que es su sucesión o re-reelección de cara a los próximos comicios presidenciales, mientras el país se hunde en una pantanosa e irreversible crisis.

¿TODAS LAS CACEROLAS SON IGUALES?

"La Argentina no tiene, como en el resto del mundo, un partido de derecha fuerte que canalice ciertos reclamos, entonces antes se recurría a los cuarteles y hoy a los grandes medios de comunicación",   afirmó el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina. Algo de razón tiene esa frase. Es innegable que la marcha de los “indignados de Santa Fe y Las Heras”- que se replicó en las principales ciudades del país- fue fogoneada por sectores vinculados tanto a la derecha tradicional como al peronismo federal. También fue evidente la feroz cobertura que le destinó el grupo Clarín. Todos ellos son sectores que intentan acaparar capital político dentro de la descomposición de la franja social en conflicto. Cada uno intenta sacar tajada de la situación. La oposición de turno, ve una ventana de disputa para las próximas elecciones legislativas. Noble-Magneto y compañía, intentan dar un golpe y acaparar poder contra el gobierno antes del 7 de diciembre, día en el que vence la cautelar por la Ley de Medios. Todo eso es cierto,  pero reducir el análisis de este fenómeno a que los únicos instigadores maquiavélicos son estos sectores, sería digno de una persona con el “coeficiente Barone” y nos catapultaría directamente al panel de 6-7-8. La lectura de la protesta tiene que ser fina -no en sintonía- y contextualizada con el mundo que vivimos y no con el que relatan por cadena nacional o mediante el carisma de Nelson Castro. Lo que está detrás de los reclamos es un factor mucho más visceral y presto a estallar: es la descomposición del aparato económico capitalista que está produciendo la irrupción de la crisis internacional y la conflictividad tanto en las calles como en las esferas de poder.

La marcha se había convocado varios días antes vía Facebook y mails. Ya todos –opositores, oficialistas, medios de comunicación, etc.- sabían lo que iba a suceder, pero ninguno imaginó la repercusión y la magnitud que finalmente terminaron expresándose en miles de personas enardecidas contra un gobierno que antes era un socio silencioso y ahora les resulta más molesto que  sus empleadas domésticas pidiendo aumentos de sueldos. ¿Cuándo fue la última vez que la clase media y media alta salieron a las calles a protestar? Muchos se apresuran interesadamente a comparar estas manifestaciones con las ocurridas en el 2001. Esa comparación está lejos de ser cierta. Lo que si ya es una realidad, es la inestabilidad que va a ir tomando fuerza al calor de la crisis. ¿Qué tienen que ver el “que se vayan todos” con el “que se vayan los K”? El 19 y 20 de diciembre de 2001, los sectores medios salieron a enfrentar el Estado de Sitio del gobierno de De La Rua, en un contexto donde la crisis hundía a los más pobres e incautaba los ahorros de todos los argentinos bancarizados, incluyendo a millones de trabajadores obligados a cobrar sus sueldos en cajeros. Esas movilizaciones denunciaban a toda la clase dirigente y a sus instituciones como cómplices y artífices de la debacle social. Incluso, durante ese periodo de movilizaciones, no fueron pocas en las cuales la consigna era “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Está claro que amplios sectores de la clase media comenzaron a transitar un proceso de ruptura con el gobierno de Cristina Fernández, pero las consignas no son contra la clase dirigente en su totalidad y menos contra el capitalismo. En esta oportunidad el malestar creciente se expresó en los reclamos por seguridad, a favor de la liberación del dólar y contra la presión impositiva. Son, al final de cuentas, efectos de la reducción del margen de acción que estallan “para preservar lo conquistado”, según afirmó el Viceministro de Economía Axel Kicillof. El cinturón de la economía argentina no solo aprieta a las clases más humildes con despidos y una inflación anual del 20 por ciento, sino que ahora está empezando a tocar intereses de la clase media. Y eso, para los sectores acomodados, es peor que una traición. Párrafo aparte merece el rechazo a la reforma constitucional, que fue uno de los pocos gritos que se hizo unísono en la marcha. Sin la re-re no hay Cristina, y sin Cristina ¿Hay proyecto “nacional y popular”? En estos últimos meses, diferentes patas políticas y referentes del gobierno nacional han intentando instaurar  un debate sobre la reforma de la Constitución para lograr su cometido. Como buen gobierno personalista, no existe dentro del cristinismo un candidato potable capaz de ser presidenciable, salvo ella misma. El que era el delfín, Amado Boudou, pasó a ser más impresentable que una vieja del agua luego del escándalo Ciccone. Con esta cruzada, hasta el momento, lo único que lograron es el repudio de amplios sectores de la sociedad y poner en las manos de la oposición burguesa una herramienta de construcción impensada. A una oposición perdida, fragmentada -y que ha sido incapaz de liderar o contener cualquiera de los reclamos de la movilización- el propio gobierno le dio un elemento unificador y donde pueden hacer ancla. Es incuestionable que un gran porcentaje de los manifestantes se siente representados en Macri, De Narváez, Binner, y hasta en Scioli, pero muchos de estos referentes burgueses no cuentan por si solos con la capacidad de capitalizar rotundamente este nuevo suceso social. La campaña contra la “dictadura k” y su perpetración en el poder será la punta de lanza frente a las próximas campañas legislativas. Jugarán aún más fuerte de lo que lo vienen haciendo. Y a modo de ejemplo de la “militancia”, el Frente Amplio Progresista ya se propuso juntar un millón de firmas en contra de la re-reelección y puso un stand en Florida y Diagonal Norte... Salvando estas payasadas, hay una realidad que no debe ser menospreciada: muchos sectores verdaderamente populares ven con simpatía cualquier protesta contra el régimen y no cuentan con ningún tipo de alternativa o referencia por izquierda. Como sucedió con el “fenómeno Blumberg”, estas movilizaciones pueden ser  capitalizadas por la derecha si el pueblo trabajador no asume su papel  en la lucha contra el ajuste.

UNIDOS Y ORGANIZADOS...

Pese a que varios funcionarios del gobierno nacional se han mostrado despreocupados sobre la manifestación del jueves 13, en el fondo la realidad es otra. A la marcha no fueron la izquierda –salvo Izquierda Socialista- ni los piqueteros, ni sindicatos,   ni organizaciones sociales que siempre están dispuestos a tomar la calle y hacer oír sus reclamos. Fue una clase que históricamente está regida por el individualismo y un profundo desprecio hacia el accionar militante –cortar una calle, manifestarse, etc-. Salvo, claro está, que todo prejuicio se deja de lado  cuando sus intereses están en juego. Que este sector haya salido y copado la Plaza de Mayo es una señal de alerta que ha empezado a generar grietas dentro del poder hegemónico del gobierno nacional. La lucha ya no es mediante el televisor, la radio o los diarios. Se salta a otro plano donde poner el cuerpo es fundamental. La derecha lo sabe, y es algo que aprendió gracias al fastuoso campo de aprendizaje al cual el kirchnerismo ha lanzado la disputa: el gobierno ya ha pagado un alto costo político cuando la Sociedad Rural y los sectores agrarios juntaron más de 250 mil personas en un acto contra la 125. Instalado en conflicto con el campo, el gobierno kirchnerista sufrió un duro revés en manos de Francisco De Narvaez. Hoy, a un año de las próximas elecciones legislativas el clima parece estar repitiéndose,  con el agravante de que en los próximos comicios se define la suerte del kirchnerismo: si no logran una mayoría en las dos cámaras, adiós a la reforma constitucional. 

Este desmoronamiento – para muchos “incipiente”, pero profundizándose  vertiginosamente en los últimos tiempos – de los sectores sociales que apoyaron la gestión kirchnerista o la toleraron, es un hecho que está a la vista de todos. Meses atrás, la ruptura con la CGT moyanista fue el indicador de que parte del movimiento obrero comenzaba a apartarse del gobierno Nac & Pop. Los constantes enfrentamientos con Peralta, Scioli y De La Sota están marcando un alejamiento de las filas del peronismo histórico, aunque hoy en día continúen formalmente dentro del gobierno oficialista. Mientras la caja fiscal del Estado estaba rebosante de divisas, todos eran amigos. Ahora las ratas se pelean entre sí para ver quién sale primero a la cubierta de un barco que se hunde en medio de la decadencia de la crisis mundial capitalista. El gobierno no parece estar dispuesto a ceder su principal objetivo político, que es la reforma constitucional. El problema es que carece de margen económico para seguir comprando sindicalistas, “chetos” y gobernantes. La saqueada cajita feliz de la   ANSES, es pan para hoy y hambre para mañana. Es insuficiente para reactivar la economía y generar un clima de optimismo capaz de calmar las aguas de cara a las elecciones legislativas. Mientras ésta revista está en las rotativas, la presidenta se encuentra en una reunión de negocios con el CEO de la petrolera Exxon Mobile Corp, una de las  principales compañías junto con Chevron y la china Sinopec, que con sus miles de millones de dólares van a “profundizar la soberanía” de la flamante nacionalizada YPF.  Este nuevo saqueo de los recursos naturales – el yacimiento de Vaca Muerta- es una de las grandes apuestas del gobierno de Cristina Fernández para inyectar dinero en una economía estancada por segundo trimestre consecutivo. Pero, como van las cosas, más que apuesta es una quimera.

La respuesta oficial a tanta desventura es poco clara. Frente a las manifestaciones – ya se prevé una próxima para el 8 de noviembre- el gobierno tiene tres opciones de acción: minimizar los reclamos, conceder frente a ellos o confrontar abiertamente con estos sectores en todos los espacios posibles. Por el momento, la primera fue  la señalada a seguir desde la mesa chica de Olivos. Bastaba con prender la tele o la radio los días posteriores al 13S –como lo denominan los “caceroleros”- para ver una horda de funcionarios públicos nacionales poniendo paños fríos y resaltando el hecho de que se respetó a los manifestantes. "Tienen todo el derecho del mundo a expresarse de la manera que les parezca y elegir el temario que les parezca. No me merece ningún otro análisis" se despachó muy suelto el actual senador K Aníbal Fernández, aunque aclaró no saber "cuáles son los planteos que están haciendo". Conceder ante alguno de los reclamos sería una tremenda derrota que dejaría al régimen mucho más débil de lo que se encuentra. Implicaría entregar alguna cabeza, llámese Etchegaray o Moreno o  de alguno de los ladrones que roban para la corona. En cambio, el oficialismo baraja la posibilidad de realizar una contra-marcha el 27 de octubre próximo, cuando se cumpliría el segundo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. La mayoría de la camarilla K es consciente de que esa medida elevaría los niveles de confrontación, concatenando reacciones mucho más virulentas. Para eso es necesario tener agrupada a la tropa propia y la comprada. Y todo cierra. Aquellos tibios progresistas y nacionalistas de izquierda hoy han hecho suya la agenda cristinista y hasta llaman por lo bajo a defender las instituciones frente a un “posible golpe”.

LA ¿ULTIMA? CENA.

La inestabilidad y el enfrentamiento político serán la característica central de la vida pública y social del país durante los próximos meses. La burguesía nacional   fragmentada ha comenzado un período de disputa por la salida política en el marco de la crisis económica. Ninguna de estas fracciones tiene intereses comunes con el  pueblo trabajador y hambreado. Cuando el humilde se organiza y embiste por lo que le pertenece,  la burguesía -en todas sus fracciones- activa sus métodos de control: adormecerlo mediante concesiones o reprimirlo con mano dura. El aparataje estatal sé esta aceitando para controlar cualquier tipo de desorden social. La persecución contra activistas y delegados gremiales independientes, el espionaje del Proyecto X, la represión a los pueblos originarios como los Qom, el “gatillo fácil” - que escapa a todas las jurisdicciones- y la constante criminalización de las protestas de los pobres son realidades que solo no ven los ojos de los necios y aduladores del régimen. Es necesario que la clase trabajadora, los sectores estudiantiles, los humildes y los más postergados irrumpan en este escenario. Resulta fundamental una carga social más plebeya y menos “progre” para que los tonos de los reclamos indefectiblemente no se vuelvan más reaccionarios y conservadores, haciéndole el caldo gordo a los sectores concentrados de la sociedad. El mundo entero está viendo como el capitalismo esta quitándose la piel de cordero y muestra  dientes y garras. Es un régimen de explotación que no tiene otra salida que morir o morir matando. Por suerte, en Argentina, cada vez son más los sectores populares que nuevamente comienza a descreer de la clase política, el parlamentarismo y el legalismo y toman conciencia que el poder yace en ellos mismos. También se han dado cuenta que la “profundización del modelo” se transformó en reventar espaldas de los trabajadores y que no hay  Estado de bienestar que dure eternamente.

El camino que tiene por delante el gobierno parece estar deparándole escenarios de confrontación similares y peores a los vividos hasta el momento. La oposición burguesa - aquella que se ha quedado fuera de las cajas públicas y de los grandes negociados- y los sectores populares - los cuales son moneda de cambio en este arbitraje capitalista- van a ser víctimas de enfrentamientos de baja o alta intensidad, según la coyuntura lo amerite. Siempre habrá un Berni para reprimir los cortes y piquetes de los pobres, mientras las manifestaciones de clase media - media alta son amparadas, hasta el momento, bajo el paraguas de los derechos constitucionales. No es descabellado caracterizar a la camarilla burguesa enquistada en el gobierno nacional como una banda en retirada y rumbo al reciclaje. Sólo que no lo harán de buena voluntad ni con educados modales. Ellos también defenderán lo que consideran propio -el manejo discrecional del aparato estatal y sus recursos-  con uñas y dientes. Al fin de cuentas, los que están invitados a la bacanal estatal o la miran deseosos desde la ventana, solo aspiran enriquecerse siendo la homeostasis de un sistema decrépito, tan decrépito y desgastado como la moral de sus militantes, escribas y sirvientes.


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EL MOTIN PRETORIANO 
por R.B

El ajuste de gastos sociales y salarios públicos en que está empeñado el gobierno de CFK acaba de provocar un previsible estallido de reclamos y bronca. Era de esperar que, en una economía golpeada por la falta de empleo, los magros salarios y el acoso de la inflación contra los pobres, los recortes salariales iban a generar duros conflictos sociales. Pero lo que no era imaginable es que la vanguardia del reclamo estuviese a cargo de la Guardia Pretoriana del régimen.  Gendarmes y Prefectos, más de sesenta mil privilegiados guardianes del orden social, con salarios que cuadriplican los que cobra un honesto trabajador argentino, se auto acuartelaron y tomaron los Comandos de sus fuerzas cuando descubrieron que el ajuste iba, también para ellos y que sus sueldos se reducían a poco menos que la mitad de lo percibido en septiembre. Justo ellos, protegidos y mimados por el kirchnerismo, fuerzas de ocupación en nuestras villas y barriadas pobres, matones incondicionales del régimen, golpeadores de luchadores y sindicalistas, espías por cuenta y orden,   serían los que darían el primer golpe sobre la mesa del ajuste económico.  Las cifras en juego ascienden a muchos millones de pesos, demasiados. Es que todos los miembros de las fuerzas de seguridad nacionales cobran la mayor parte de su sueldo en negro. Mientras su salario en blanco no supera los dos mil pesos, los adicionales con los que el gobierno los premió durante años, representan sumas que harían empalidecer de vergüenza a cualquier demócrata.

Así, el motín de los Pretorianos ha puesto al descubierto una vasta trama de privilegios para los represores que llegan a percibir hasta diez veces su sueldo en concepto de "premios" varios. O sea, el "gobierno de los Derechos Humanos", destinaba miles de millones de pesos para recompensar la eficiencia represiva y el salvajismo  de éstos enemigos del pueblo. Claro, ahora, ante la caída de los ingresos públicos y el apriete de cinturones, no se le ocurrió mejor idea que  quitarles esos favores ilegales y vergonzosos a los mismos verdugos que ellos alimentaron. Y recibieron la peor respuesta: los verdugos privilegiados e impunes  muerden la mano que les dio, precisamente impunidad y prebendas... Y no se andan con chiquitas: cortan calles, hacen ostentación de armas, ocupan edificios, amenazan a funcionarios y emplazan al gobierno con verdaderos ultimatums. Un verdadero desastre para la pretendida autoridad del gobierno y para sus planes represivos.  Pero, esta vez,  el patetismo y la improvisación de la camarilla de arribistas burgueses que nos gobierna ha generado un hecho político que, incluso, pone en riesgo las libertades democráticas que tanto esfuerzo y sangre le costaron a nuestro pueblo. Es que el saldo más importante de este motín -más allá del acuerdo económico al que lleguen- es la instalación de una fuerza cuasi militar como fortalecido bando político, claramente enfrentado no sólo al gobierno miserable sino, en primer lugar, al propio pueblo trabajador.  La única solución democrática y de raíz de éste conflicto es, precisamente, la que el gobierno no va a adoptar: movilizar al pueblo y disolver la Guardia Pretoriana.  En consecuencia, en vísperas de tiempos más conflictivos todavía, la camarilla gobernante se asume como rehén de sus propios guardianes.

martes, 21 de agosto de 2012

La masacre de Trelew: “La mejor manera de rendirles homenaje es seguir la revolución”

 "No hay nadie que tenga el derecho de apropiarse de la memoria de un compañero"

Por Ezequiel Alvarez

¿Es posible trasladarse más de 1.300 kilómetros y viajar 40 años al pasado en una hora? Un grabador y un colectivo son los instrumentos que van a permitirnos realizar lo imposible. A medida que el 143 se acerca a la zona de Flores, la mítica foto de una hilera de jóvenes, entregados pero sin quebrarse, en el aeropuerto de Trelew va tomando color, como nunca antes tuvo.  El punto de encuentro: la casa de Vicente. El destino: la masacre de Trelew.

El reloj marcaba las 3.30 de la madrugada del 22 de agosto de 1972. Uno a uno fueron sorpresivamente despertados. Los formaron en una hilera contra la pared y les obligaron mirar el piso. Las ráfagas cobardes de ametralladoras retumbaron, desgarrando su carne, pero haciéndolos inmortales. Esa madrugada, se comenzó a escribir una de las grandes infamias de la historia argentina. El lugar elegido por el destino para teñirlo de sangre y impunidad fue la Base Naval Almirante Zar, donde 16 compañeros militantes de las organizaciones FAR, PRT-ERP y Montoneros fueron fusilados bajo las órdenes del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo. La génesis había comenzado una semana antes, cuando se produjo un masivo intento de fuga de la cárcel de Trelew. Solamente un grupo de seis militantes – Roberto Santucho, Marcos Osatinsky, Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna- lograron escapar al Chile de Allende en un avión, y 19 fueron apresados y trasladados a la base naval. Solo tres sobrevivieron. Fueron tiempos de la dictadura de Lanusse, y fue el año que Perón abrazó a Balbín.

La voz de un sobreviviente

 Desde el living de su casa Vicente habla pausado, pero seguro de sentir -en lo más profundo de su alma- cada palabra y sensación que le aflora cuando escucha la palabra Trelew. Firmeza dada por tener bien en claro su rol en ese entonces y ahora. Junto a otros abogados comprometidos como Rodolfo Ortega Peña, Mario Hernández, Carlos González Gartland, y Roberto Sinigaglia –entre otros-, conformó el grupo que tenían en sus espaldas la tarea militante de defender a los presos políticos. “Éramos un grupo muy pequeño que luego terminamos siendo muy amigos. Nadie cobraba un solo peso por defender a nuestros compañeros detenidos. Lamentablemente de ese grupo, el único que quedó vivo soy yo. Soy un sobreviviente, y no es un chiste  porque lo que hacíamos nos marcó para el resto de nuestras vidas. A Ortega Peña lo mataron a balazos y muchos de los otros compañeros abogados están desaparecidos, salvo Eduardo Duhalde que falleció el año pasado. Si no me hubiera exiliado, mi destino hubiese sido ser uno más en la lista de las víctimas de la dictadura”, recapacitó Zito Lema.

Como sucede hoy con los detenidos vascos en España, la política represiva de Lanusse contra los presos políticos era feroz: la idea era desarraigarlos y que no tengan ningún tipo de nexo con el exterior, sus familias y sus compañeros. Para ellos, miles de militantes fueron trasladados a cientos de kilómetros de distancia de sus lugares de origen. La mayoría de los detenidos de Buenos Aires, del centro del país y de la Mesopotamia fueron llevados hacia el sur. El Penal de Rawson fue el “depósito” elegido para los que eran considerados más “peligrosos”. Vicente recordó que “ya a principios de siglo XX el destino de los anarquistas capturados era la cárcel de Ushuaia. Sin dudas un lugar extremo de castigo. En 1972 ya no existía esa mítica cárcel de los confines del mundo, la más alejada e inhóspita del país era la de Rawson. He ido muchas veces a visitar a mis amigos y defendidos. Puedo dar fe de que era una cárcel fría y hostil. Está en el medio de desierto patagónico  y las condiciones de vida eran inhumanas. Los presos siempre estaban enfermos. Querían quebrarlos y destruir su moral”.

Durante varios años Zito Lema visitó la cárcel. Quedarse en la zona por más de dos días era algo realmente peligroso, porque estaban aislados de Buenos Aires. Siempre iban en parejas de dos abogados. Esa era la primera medida de protección que tomaban. “Bajábamos en el aeropuerto de Trelew, y de ahí nos trasladábamos a Rawson. Generalmente nos hospedábamos en el hotel Turín. De ahí, alquilábamos un taxi o un remís y  emprendíamos el viaje hacia la cárcel. Íbamos sólitos y cada vez que volvíamos había que prender una vela. Intentábamos buscar una forma distinta de viajar o de transitar la zona, pero ahora que han pasado los años me doy cuenta que eran formas muy pobres de protección, porque si nos querían matar lo podrían haber hecho. Si no sucedió, fue simplemente porque el gobierno de Lanusse tenía que mantener una imagen de respeto por los derechos humanos para el resto del mundo. Matarnos iba a ser una mancha quizás insalvable y preferían tolerar nuestro accionar”, relató Vicente.

Gracias a las colectas, el apoyo de los militantes y de algunos sindicatos, la presencia, defensa y acompañamiento de los compañeros detenidos fue importante. Cada uno de los abogados tenía una lista gigantesca con todos los nombres de los detenidos y durante dos o tres días los visitaban. “Mi relación con los compañeros caídos en Trelew y con los presos fue directa. Muchos de ellos fueron y son mis amigos. Generé un vínculo de amistad con Pedro Bonnet, Roberto Santucho, Enrique Gorriaran Merlo,  Fernando Vaca Narvaja, María Angélica Sabelli, Pujada, Ana María Villarroel de Santucho, Agustín Tosco, entre otros. Nosotros cumplíamos una doble función, éramos sus defensores y también los que les permitíamos no estar  tan aislados. A veces, aparte de preparar su defensa,  fuimos confidentes, y de muchos el nexo con el más allá de los muros”, destacó Zito Lema.

Meses antes de la masacre de Trelew a modo de protesta por el recrudecimiento de la vida de los presos políticos en los penales, este pequeño grupo de abogados inició una huelga de hambre. El lugar elegido para la medida fue la iglesia Cristo Obrero del barrio de porteño de Lugano. “Siempre hay algo que decir sobre el destino. Mi abuela tenía como vecina a una paisana de su pueblo natal. Eran muy amigas y uno de sus hijos había entrado en la Policía. Un día, mi abuela me comenta que su amiga tenía problemas con el alquiler de su casa y los querían desalojar. Recién recibido de abogado, pude arreglar su inconveniente y obviamente no les cobre nada. Pasan los años y de golpe el destino hizo de las suyas. Un día –mientras hacíamos la huelga de hambre- entra un policía y me dice que debíamos salir inmediatamente de ahí porque iba a pasar algo. Ese oficial era el hijo de la vecina de mi abuela. El tipo insistía con que teníamos que irnos inmediatamente por nuestra seguridad. Completamente extrañado, le digo que no nos íbamos a ir porque estábamos haciendo una protesta. Se va, pero a los cinco minutos vuelve desesperado y nos pide a los gritos que nos fuéramos. Se lo comente a mis compañeros, que también se mostraron descreídos. Pero, a veces una corazonada es más fuerte que todo y los convencí para salir de la parroquia. No terminamos de salir, que explotó una bomba. Se desplomó el edifico entero. Salvamos nuestras vidas y tuvimos un éxito, porque a la Iglesia como institución no le gusto mucho que atentaran contra su propiedad. La noticia llegó hasta los principales diarios del país. ¡Que mataran a los revolucionarios estaba bien, pero ojo con tirar abajo un santo edificio!. Este escándalo terminó con el compromiso de que iban a cambiar el sistema y las condiciones de vida de los presos. Fue un triunfo popular que se expresó en un acto donde concurrieron unas 40 mil personas”, rememoró Vicente. Triunfo que fue una de los últimos destellos antes de la oscuridad.

La fuga: un triunfo inesperado

El teléfono sonó. Vicente atendió, del otro lado estaba Mario Hernández. “Vicente, el escrito que presentamos hace 48 horas por la defensa de Vaca Narvaja ya no va a hacer falta,  ¡Se acaba de fugar!”. Ya todo el país conocía la noticia. “Nosotros no sabíamos nada de los preparativos de la fuga -afirmó Zito Lema- ya que nos podían capturar y torturar para sacarnos información. Era un riesgo que el plan saliera de las paredes del penal. Solamente lo supieron aquellos que estaban en el núcleo de la operación. Fue un escándalo hermoso y terrible para la dictadura, la fuga ya era un hecho y su significado era esperanzador. Igual, nos reíamos y bromeábamos, ya que nos habíamos quedado sin clientes porque varios de nuestros compañeros defendidos estaban sanos y salvos en Chile. Fue una alegría, porque cuando cualquier preso se escapa de una cárcel - especialmente si es un preso político-  uno siente que gana parte de la lucha contra el poder. Cobra una transcendencia heroica y un estímulo para los que tienen recelo en la lucha. Los llama a comprometerse más, y demuestra que se le puede ganar hasta a una dictadura. Fue una gigantesca fiesta, fue uno de los días más felices de mi vida. Me encontré con los otros abogados y lo festejamos a lo grande. Creo que habremos tomado como si fuera una fiesta de fin de año”.

De algún modo, la fuga también fracasó, ya que no se pudieron conseguir todos los medios de transporte para que todos los presos llegaran al aeropuerto, y así embarcarse en el avión que había sido tomado por un grupo de militantes. Hubo un problema de organización, donde “el azar se mezcló con los errores humanos”. De todos los compañeros que iban a fugarse, solo seis lo lograron. Otros 19 –trasladados a la base naval- llegaron tarde al aeropuerto. El avión ya había partido. Luego de una negociación donde les prometieron respetar sus vidas, se entregaron. “El panorama era contradictorio. Había felicidad por esos seis que lograron escaparse, pero también había una tristeza por el resto. En el ámbito público, esto no lo expresábamos porque teníamos que resaltar lo positivo. La dictadura hizo hincapié en el fracaso de la operación, pero nosotros sosteníamos que los principales jefes de la revolución se habían ido. Queríamos demostrar que -más allá de las diferencias en fuerza y cantidad- con organización, ética y  moral revolucionaria se podía vencer al poder brutal de una dictadura”, afirmó Zito Lema. 

Pasado el primer día de la fuga, Vicente tuvo una maldita intuición de poeta. La historia siempre invita a desconfiar, y tiene sobrados ejemplos de la impunidad de los dictadores y de los dueños del poder. “Estaba muy preocupado y sentía angustia. Había que estar alertas y esperar lo que sucediera con el resto de los compañeros detenidos. Sentíamos el odio que nos tenía la dictadura, pero no pasaba por nuestras cabezas que iban a hacer una masacre con los presos. Quizás imaginábamos que se iba a recrudecer la represión en general y la vida de los presos políticos dentro de los penales iban a ser un infierno. Pero una transmisión de radio nos dio un golpe de realidad al anunciar sobre el fusilamiento en la base de Trelew. En ese momento, se rompió una regla de juego: que las dictaduras siempre habían sido violentas, pero a pesar de eso siempre habíamos conseguido algunos éxitos”.

El día después

Cuando se produce la masacre de Trelew, los familiares de las victimas tomaron una decisión transendental: velarlos a todos en un mismo lugar. Vicente fue uno de los principales encargados de organizar el funeral. “Luego de pensar como podíamos ayudar, decidimos hablar con Campora -que era el presidente del Partido Justicialista,- a ver si nos podían dar la sede. No era conveniente  hacer el velatorio en cualquier lugar,  ya que era probable que viniera el Ejercito a reprimirnos. Necesitábamos un espacio público, un lugar que tuviera peso y nos sirviera para sostener el acto. Era un momento de gran violencia social. Cuando me reúno en la sede de Av. La Plata, Campora me dice que sólo no podía resolver tamaña decisión y que necesitaba planteárselo al consejo del partido. La respuesta fue negativa, pero pese a eso, Campora  utilizó sus atribuciones para consultarlo –me imagino con Perón- y autorizó que el velatorio se realizara en la sede peronista, haciéndose cargo políticamente por la decisión. De ese modo, llave en mano, me hice cargo de la situación. A las dos horas vino el general Alcides López Aufranc. Nunca me voy a olvidar que este personaje y su perro policía, ya que el animalito me clavo los colmillos en la pierna sin que mediara una palabra. Casi como un símbolo, no se me escapo ni un solo grito ni lagrima, solo me limite a decirle que quitara al perro pese al dolor terrible de ese mordiscón maldito. Fue un presentimiento de que las cosas venían duras, y la negociación fue así. Me intimó a que desalojara el local porque no iba a respetar a una “banda de asesinos”. No pasó ni media hora de  las dos que estipulo como plazo máximo para que lo consultase con los familiares, que la tanqueta y las tropas entraron de prepo y armaron una escena terrible, violenta y desgarradora. Luego la represión continúo en el cementerio de la Chacarita, donde ni siquiera me dejaron terminar de leer un poema en conmemoración de los fusilados, ya que casi me parten la cabeza a garrotazos. Fue algo muy doloroso, la muerte se mezclaba con la angustia de los familiares heridos y el clima era muy tenso. Las dictaduras no respetan ni a los muertos”, afirmó Vicente.

Lo que ocurrió el 22 de agosto tiene el peso de ser el puntapié de una nueva realidad: a las dictaduras no les interesaba mantener más las “formas” y el baño de sangre contra el pueblo era un costo que estaban dispuestos a pagar. “Habíamos conocido la dictadura de Onganía, había pasado el Cordobazo, es decir situaciones duras pero no del espanto y la crueldad que devino luego de la masacre hasta llegar a su mayor punto en 1976-1983. Para mí, la masacre de Trelew fue el inicio del terrorismo de estado. Esto también es la argumentación  que sirve para condenar al capitán Sosa y sus secuaces como genocida. La defensa de estos asesinos es que este hecho no tiene nada que ver con lo que sucede a partir del 76. Si ellos lograran que este argumento fuera considerado válido, no serían encontrados  culpables porque la pena estaría prescrita. Hay que tener en claro que la masacre de Trelew fue el prolegómeno del genocidio del pueblo argentino de la última dictadura militar. Fue un día triste y gris donde cambió la historia. Además lo siento realmente así, estoy convencido porque fui testigo y estoy involucrado directamente. Fue un época que la viví como todo lo que vivo –destacó Zito Lema-, por un lado como defensor de los derechos humanos y por el otro como periodista y escritor. Tengo varios textos y poemas que fueron publicados en esos años, di conferencias, hable en las universidades y recorrí el país denunciando lo que había pasado a partir de la masacre de Trelew”.

A 40 años, una herida que no cierra

Pasaron los años, y fue invitado a  Trelew. Su viaje se dio justo cuando se estaban llevando adelante los juicios a los asesinos que perpetraron la masacre. Consigo llevó los borradores de aquel poema que nunca terminó de leer. A partir de estos borradores, terminó el texto y lo tituló Oración por Trelew. Uno de los motivos principales del viaje fue una conferencia que tenía que dar para grupos de estudiantes en  la Universidad de Trelew. Frente a un auditorio colmado, pudo decir aquello que los palos no le permitieron y recitó completo el poema. “¿Cómo te puedo explicar lo que sentí? Estaba haciendo lo que tenía que hacer. Era justo que este ahí. Siento que la poesía es una forma de luchar contra la muerte y el olvido. Porque si un pueblo no tiene memoria y lanza al olvido a sus luchas y héroes –y con héroes no me refiero a los grandes próceres, sino a los miles de compañeros que han dado su vida por una causa justa- nunca vamos a poder cambiar el mundo. Es necesario continuar la historia, pero parándose en lo que se conquistó. Tenemos que tener memoria histórica, pero por sobre todas las cosas memoria revolucionaria. Lo veo así, y por eso mucho  de mis textos son peleas contra el olvido. No hay nada más espantoso que dejar al costado del  camino a los compañeros  asesinados o desaparecidos. Mientras tenga fuerzas, ellos van a estar sobre mi espalda. Por eso también le escribí un poema a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki y a los 30.000 desaparecidos”, comentó Zito Lema.
 
Desde el gobierno, existe una burda línea política de reivindicar ciertos sectores de la militancia de los 70, pero simplemente es un insulto a la memoria revolucionaria. Fiel a este argumento son ejemplos de las versiones K de Paco Urondo o Rodolfo Walsh, que se limitan a destacar su carácter de “agentes culturales” que eran contestatarios al régimen militar. Pero nada hablan su rol como militantes intachables que no dudaban en tomar las armas ni del tipo de sociedad por la cual dieron la vida. Para la historia oficial K, solo existe una parte de Montoneros. La expresión máxima de pauperización y traición de la memoria y a lucha de los 70 es ver a Nilda Garré como Ministra de Seguridad, entre otros tantos militantes devenidos en funcionarios del gobierno Nac & Pop.  Para Vicente “hay una lucha política y cada uno va a intentar acopiar para si. Eso esta mal, porque los compañeros muertos son de todos. No hay nadie que tenga el derecho de apropiarse de la memoria de un compañero. Si es así, es como no tener en claro por quién peleaban los compañeros. Cuando alguien quiere hacer una revolución, uno tiene que tener la idea mínimamente de cambiar el país donde vive. Por eso hay que tener grandeza de espíritu, ningún sector tienen que ser los únicos herederos de una historia que nos pertenece como pueblo. Si no se tiene claro eso, se esta haciendo un mal servicio a la memoria histórica. A mis compañeros los recuerdo en su totalidad, militaran en la organización que fuere. Son compañeros del pueblo y de la revolución, pero más todavía de aquellos que hoy siguen luchando por los ideales que defendían. La mejor manera de rendirles homenaje es seguir la revolución”.


COMPAÑEROS CAIDOS EN TRELEW

    Alejandro Ulla (PRT-ERP)
    Alfredo Kohon (FAR)
    Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)
    Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)
    Carlos Astudillo (FAR)
    Clarisa Lea Place (PRT-ERP)
    Eduardo Capello (PRT-ERP)
    Humberto Suárez (PRT-ERP)
    Humberto Toschi (PRT-ERP)
    José Ricardo Mena (PRT-ERP)
    María Angélica Sabelli (Montoneros)
    Mariano Pujadas (Montoneros)
    Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)
    Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)
    Pedro Bonet (PRT-ERP)
    Susana Lesgart (Montoneros)

HERIDOS QUE LOGRARON SOBREVIVIR

    Alberto Miguel Camps (FAR - Desaparecido luego en 1977)
    María Antonia Berger (FAR - Desaparecida en 1979)
    Ricardo René Haidar (Montoneros - Desaparecido en 1982)

La nota ha sido publicada en la Revista La Maza

miércoles, 4 de abril de 2012

Un muñeco muy caro

Al igual que Maria Julia Alsogaray, "Aime" es un fiel ejemplo de la
"plasticidad" politica de los militantes de la UCEDE y del falso reciclaje dentro de las filas
"nacionales y populares"

Por Ezequiel Alvarez

Fue el elegido, hoy es el blanco. Amado Boudou fue una apuesta fuerte de kirchnerismo, el candidato de CFK para la vicepresidencia,  el delfín para las próximas elecciones presidenciales y el que le dio “contención” a la presidenta en los momentos de mayor soledad. Pero ¿Quien es “Aime”? ¿Qué oculta su pasado que permite entender su traumática estadía en la Rosada? Es, al fin de cuentas, un nuevo muñeco descartable, caro pero muñeco al fin,  en el Palacio bonapartista. Un muñeco que aún retiene el “apoyo” de la poderosa mesa chica solamente porque su caída significaría otro horror que pondría nuevamente en evidencia el cuestionado método de construcción cristinista, en donde muchos funcionarios y estructuras oficialistas temen verse reflejados.

AQUELLOS BUENOS Y VIEJOS TIEMPOS.

Frisco Bay era el termómetro de la noche marplatense. Boliche “top” por excelencia, fue una gran pasarela para las figuras que frecuentaban la “perla atlántica” en la década de los 80. Entre tragos y charlas, “Aime” logró tener un lugar en el local nocturno. Primero arrancó como tarjetero en las playas y luego pudo dar rienda suelta a dos de los grandes amores de su juventud –aparte de militar en las filas de la Unión del Centro Democrático (UCEDE)-, trabajar de disc jockey y encargarse de contactar a los principales grupos musicales del momento, como Los Pericos, Los Ratones Paranoicos, etc. Incluso llegó a demostrar su habilidad “pinchando” discos en Sobremonte y El Morro de Santa Clara del Mar. Pero, su ambición lo llevó a más y armó una empresa de organización de eventos que produjo los míticos recitales playeros Rock in Bali, donde tocaron Sumo, Virus, Los Violadores y Soda Estéreo. En la noche, Amado Boudou era un personaje conocido, siempre con un look canchero, amante de las guitarras y las motos de alta cilindrada. ¿Había algún lugar mejor para ser un bon vivant que Mar del Plata en verano? Playas, mujeres, noches interminables, amigotes por doquier. Amado era un pez en el agua durante la temporada estival, y fuera de ella sabia muy bien qué negocios hacer. Pero no todo fue descorchar y entregarse a los placeres de la noche. Ya desde joven comenzó a destacarse como alumno de Economía en la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde obtuvo un 8,19 de promedio final.  Al mismo tiempo se erigió como dirigente de la Unión para la Apertura Universitaria (UPAU) –brazo estudiantil del foco infeccioso liberal de la UCEDE-. Mientras Raúl Alfonsín edificaba la salida “democrática” post dictadura, Amado era un adelantado. Las ideas por las que luchaba con sus compañeros de la UPAU –entre los que se encontraba el actual titular de la AFIP Ricardo Echegaray - estarían hermanadas en los próximos años con las medidas implementadas por el menemismo privatizador. Un pasado más de “pizza y champagne” que “nac & pop”.

La noche no solo trae resacas por la mañana, también es un lugar propicio para hacer contactos y negocios, en especial de esos que no se aclaran por más que salga el sol. Aparte, Mar del Plata es la joya de la costa atlántica durante tres meses pero  el resto del año es igual de corrupta, gris y sucia que cualquier otra gran urbe (sin ánimos de ofender a ningún marplatense). En la suciedad, Amado vio un negocio. Frisco Bay quedaba  sobre la ruta 88, pegada al basural de la empresa recolectora Venturino Eshiur, en la cual Boudou hizo sus primeras armas en el sector empresarial privado. En solo dos años, paso de ser un empleado en el departamento comercial, a hacerse cargo de la gerencia general de la compañía. En 1995,  la empresa quebró porque Mario Russak - padrino político de Amado y ex intendente marplantense durante la dictadura y de 1991 a 1995 - le sacó la mitad de la zona de recolección que cubría por incumplimiento en el servicio. Dicen que algunas conductas son reiterativas y ésta no sería la primera vez que a Aime muerde la mano que le da de comer.

PROBANDOSE ROPAJE DE PUINGUINO.

Y un día “Aime” dio el salto. Luego de 30 años viviendo en Mar del Plata, volvió a la ciudad que lo vio nacer. Fiel a su estilo, en 1998 desembarcó en Capital Federal con muchos contactos útiles y varios negocios debajo del brazo. De la mano de Benigno Velez – un viejo compañero de militancia universitaria que hasta hace poco era gerente general del BCRA- llegó a la Anses y fue escalando posiciones con el correr del tiempo. Con la ayuda de un nuevo padrino de turno y gran impulsor de su figura dentro del kirchnerismo –el ex jefe de gabinete e intendente de Tigre Sergio Massa- de un simple analista pasó a ser el titular del organismo previsional. Si hay algo que queda claro, es que Boudou sabe como escalar posiciones de manera meteórica por encima de opiniones de propios o ajenos, liberales o peronistas. Fiel a su ideología, perfeccionó sus conocimientos y realizó un master de Economía en la universidad CEMA, usina de teorías neoliberales y de exponentes de esta política como Pedro Pou, Jorge Avila o el ex ministro de economía menemista Roque Fernández. Luego, se desempeñó como profesor titular de Análisis Económico de Empresas en la institución, cosechando elogios entre su alumnado por su carisma y “la buena onda”.

Su paso por la Anses fue interrumpido en diciembre del 2003 por una licencia que solicitó para asumir el cargo de Secretario de Hacienda del Partido de la Costa, bajo la gestión de Juan De Jesús. La firma de Amado fue la encargada de rubricar el polémico Plan Federal de Viviendas que lanzó Julio De Vido. Plan devenido en escándalo porque de las 486 casas que debían ser construidas en San Clemente, San Bernardo y Mar de Ajo, solo se hicieron 100 a la fecha estipulada para la finalización de las obras. A todo esto, la empresa constructora involucrada, Cantera FC, abandonó el proyecto sin concluir, pero con las cuentas bancarias a tope,  ya que cobraron más del 70 por ciento del presupuesto total. La suerte y la agenda de Boudou jugaron un buen desempeño para que la investigación fuera archivada en el Consejo Deliberante, con el voto de la mayoría oficialista K.  Un momento clave en la vida de “Aime” fue cuando Néstor Kirchner dio el visto bueno para implementar el proyecto de la estatización de las AFJP elaborado por el ex disc jockey. Ese hecho dividió aguas en su vida personal y fue una aparente redención de su pasado, incluso fue cuestionado por su entorno liberal y dejó de frecuentar CEMA. Este reciclaje dentro del proyecto “nacional y popular” y las inocultables simpatías que le prodigaba CFK le permitieron a Boudou acceder al máximo cargo del Palacio de Hacienda en 2009. Joven, de clase media, pintón, educado en las universidades del establishment - pero con una cintura política para tomar medidas en sintonía con el despacho presidencial -, el actual vicepresidente comenzó a hilvanar un incipiente entramado político “propio”, aunque siempre bajo la mirada atenta de Cristina Fernández. Ya para entonces, tenía excelente relación con De Vido, uno de los actuales “borrados” de la mesa chica presidencial. Es que, gracias al dinero de la caja jubilatoria, el Ministro de Planificación pudo financiar alguno de los proyectos más importantes de infraestructura de la gestión, como la construcción de las centrales térmicas de Ensenada, Santa Fe, Pilar –a cargo de la empresa kirchnerista Electroingenieria- y la finalización de Atucha II.

TARJETEANDO DESDE EL MINISTERIO.

Pero ya consolidado en su despacho de Hipólito Yrigoyen 250, Boudou comenzó a hacer de las suyas de nuevo. El vicepresidente no es una persona a la que le falla la memoria y menos con un cargo de suma importancia; aunque el control de la economía real estaba en manos del propio NK. “Aime” se acordó de viejos amigos a los cuales no dudo en convocarlos para que sean sus aleros en esta nueva etapa. A modo de una rendición de cuentas, su primera reunión como ministro de Economía no fue con CFK, ni con otro ministro o ficha clave en el armado oficialista, sino que invitó a su oficina a Marcelo Artime, amigo personal de la UCEDE y presidente del Consejo Deliberante marplatense que archivó el desfalco que manchó al Plan Federal de Viviendas del Partido de la Costa.  A la hora de formar su equipo de trabajo más cercano, también recurrió a viejos amigos. Algunos cargos se efectivizaron y otros no, como el caso de Juan Guiñazu. Este abogado marplatense había cumplido funciones en la Anses cuando Boudou era el titular del organismo.  Ya en su cargo de ministro, él evaluaba reubicarlo al frente de la Secretaría de Política Económica o en la Jefatura de Gabinete de Economía. Lo que pocos saben es que el padre de Juan Guiñazu, Rafael, tiene un amplio y oscuro prontuario dentro de las Fuerzas Armadas, desempeñándose como capitán de fragata, subjefe de la Base Naval de Mar del Plata en 1977 y jefe de Buzos Tácticos de 1976 a 1978. Actualmente se encuentra en arresto domiciliario, imputado de 430 hechos de torturas física, psicológica y violaciones. Sería interesante preguntarle a Boudou cómo logró mantener una relación afectiva y laboral con personajes ligados al genocidio del pueblo argentino mientras se desempeñaba como funcionario del “gobierno de los derechos humanos”.

La estadía de Boudou frente al Ministerio de Economía fue muy prolífera para su patrimonio y para los bonistas extranjeros. ¿Qué otra cosa se podría esperar de un joven político que “mamó” la doctrina de Alvaro Alsogaray y se admiró con Adelina y María Julia?  Su gestión se caracterizó por una búsqueda incesante de hallar la forma de pagar la deuda del Club de París, por un intento de saldar las cuentas con los bonistas que quedaron fuera del acuerdo, y por  garantizar  el pago de la deuda externa. Sólo eso. Ninguna reforma económica seria, ningún punto de vista original de ese modo, ninguna objeción al manejo K. de la economía. Eso sí: esas pocas medidas tenían como objetivo preparar las condiciones para reiniciar el tradicional ciclo de endeudamiento externo, dependencia y servilismo  que ha caracterizado a la economía argentina. Durante ese período de casi dos años, “Aime” infló su cuenta bancaria,  acrecentó su agenda comercial y cultivó la simpatía de CFK, pero al costo de cosechar poderosos e influyentes enemigos dentro del Palacio. En su declaración jurada del año 2010, informó que su patrimonio había aumentado un 65 por ciento, pasando de  $887.561 a $1.466.030. Algo poco claro teniendo en cuenta que su sueldo anual era de $338.130 y que, además, tuvo recursos suficientes parar crear una nueva empresa inmobiliaria y de inversiones  con José María Nuñez Carmona, un viejo socio y amigo  que ya venía “salpicado” en un caso de soborno por pauta oficial de publicidad. Siempre fue visto como un agente extraño por la militancia y los pingüinos de paladar negro. Pero, gracias a que el viento de cola empujó la economía argentina y que no fue tan golpeado por los escándalos o reveses como sus antecesores (Felisa Miceli y Martín Lousteau) ese rechazo  fue minimizado y no tuvo consecuencias mayores.

Luego de la muerte de Néstor Kirchner, Amado comenzó a tener un rol protagónico aún mayor, ya que era  -según el mismo se ocupaba de difundir a los cuatro vientos- quien se encargaba de “contener” a la presidenta en un momento muy delicado. Este favoritismo presidencial  -que culminó en su selección como vicepresidente- le generó, como contrapartida,  una ruptura irreversible con el que hasta ese momento era el círculo íntimo de Olivos: Máximo Kirchner –es decir La Cámpora-, el Secretario de Comercio Guillermo Moreno, el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia Carlos Zanini, el titular de la Secretaría de Inteligencia Héctor Icazuriaga, la Ministra de Seguridad Nilda Garré y su hijastro Abal Medina se sumaron a sus viejos enemigos, encabezados por el Ministro de Interior, Florencio Randazzo.  Párrafo aparte merece la relación de Máximo e Icazuriaga: el numero uno de la Secretaría de Inteligencia es un “pingüino” de ADN,  su relación con los Kirchner viene de la época donde la familia ostentaba la gobernación de Santa Cruz y conoce a Máximo desde temprana edad. No es ningún secreto que el hijo de NK y CFK se ha vuelto un asiduo seguidor de los “papers de inteligencia” y  a sus manos habrían llegaron varias desgrabaciones de conversaciones telefónicas mantenidas por el actual vicepresidente donde hace alarde y ciertos comentarios poco reservados sobre su relación con Cristina a una serie de amigos y empresarios. Como para cubrirse las espaldas, Boudou proclama a todo viento que “Nací en la política dentro de este proyecto político”,  pero  él sabe que su periplo ideológico y su ascenso fugaz han entrado en zona de riesgo y   que lo están controlando constantemente. Incluso él mismo denunció que su cuenta personal del mails está hakeada y hasta el propio Ministro del Interior, Florencio Randazzo, tuvo que salir a desmentir los rumores que aseguraban que era el encargado de la operación. 

UN GRUPO DE AMIGOTES SE LANZA A LA AVENTURA. 

El escándalo Ciccone Calcográfica es un síntoma del desgaste que sufre el entramado político que construye unilateralmente CFK. ¿Qué era lo que buscaba a la hora de elegir un compañero de fórmula? Según ella era la época de emprolijar el “proyecto” -de lo que ahora dio por llamar la “sintonía fina”- y para eso era necesario dar un signo claro a la  burguesía nacional y a los agentes financieros extranjeros. Poner a un “Chicago Boy”, amigo personal de la actual Directora del FMI, la francesa Christine Lagarde,  de vicepresidente era una muy buena señal para los banqueros internacionales frente a un panorama local de arcas flacas producto de la disminución del superávit fiscal. Fue a la sujeción económica lo que la aprobación de las Leyes Antiterroristas significó en relación al GAFI y el G 20: buena conducta. Cristina buscaba inmunizarse frente a los posibles focos de conflictos abriendo canales de diálogo con la usura internacional, haciendo todo lo posible para congraciarse sin traicionar totalmente su discurso, e incluso cerrando aún más su círculo interno, desoyendo hasta a su propio hijo. Y en ese juego cometió el pecado de confiar ciegamente en obsecuentes y halagadores, especialmente si provenían o tenían fluida relación con el establishment y, mejor aún, si eran jóvenes y apuestos. Primero fueron  Lousteau y Mazza, después llegó Amado y todos fueron detestados por NK.  Pero, en su caso, había toda una historia de oportunismo y negocios personales vinculados con la política que debieran haber alertado a la presidenta. Esa zaga no era desconocida por varios de los conspicuos miembros de la reducida corte, los que permanecieron con la guardia alta ante los encantos del carilindo ministro. Ellos sabían que, tarde o temprano, la perdiz iba a volar.  Sólo era cuestión de tiempo.  Entonces, salió a la luz el caso Ciccone, capitalizado por los monopolios burgueses de comunicación, una comatosa oposición y por los recelosos sectores kirchneristas que veían en Amado un fuerte y poco confiable delfín con acceso directo a las partes más reservadas del Palacio.

A la luz de las últimas novedades en este affaire, el escándalo viene de lejos y empieza a manchar mucho más allá del círculo de amigotes de Boudou. Aún cuando estaba en  su cargo de ministro, “Aimé” aconsejó “desinteresadamente” a la mesa chica de Olivos avanzar sobre Ciccone por dos motivos: evitar el desabastecimiento de papel moneda -y el papelón de volver a imprimirlo en Brasil- y para quitar del medio  al misterioso Grupo Boldt, sospechado de “duhaldismo” residual y de jugar con De Narváez en las anteriores elecciones bonaerenses. Boldt pertenece a Antonio Tabanelli, un muy buen socio de Eduardo Duhalde, que obtuvo  beneficios excepcionales como el monopolio del juego en el norte del conurbano bonaerense y hasta la concesión del juego online y las máquinas tragamonedas. También es el concesionario prorrogado de la mayoría de los casinos de la provincia, empezando por el de Mar del Plata y siguiendo con el de Tigre, tan cercano al nuevo enemigo de los K, Sergio Mazza. "Boldt es Duhalde", es una afirmación muy acertada que fue creciendo luego de la derrota kirchnerista en el 2009. Los padrones para esas elecciones fueron confeccionados por una empresa gráfica del grupo Boldt, el que, aprovechando las extremas dificultades financieras que atravesaba la familia Ciccone, no sólo le soplaba negocios tradicionales sino que ya había puesto un pie en la propia competidora. Las fuentes de Palacio aseguran  que Tabanelli tuvo la osadía de hacerle llegar esos padrones  por adelantado y “por afuera” al padrino bonaerense con lo que le facilitó la tarea electoral a su candidato de entonces (De Narvaéz). En ésas circunstancias, entregarle el negocio de la impresión de los nuevos billetes a Ciccone era entregárselo a Boldt-Tabanelli y, con seguridad era darle aire a las exhaustas arcas del duhaldismo. “Aime” –con la misma rapidez con la que enganchaba canciones en Frisco Bay- vio un negocio y  comenzó a gestar las condiciones para manotearlo. El primer paso era evitar que la Casa de la Moneda, empresa estatal donde tradicionalmente se imprimían los billetes, se reequipase a pleno para volver a cumplir su rol fundacional. Sólo hacía falta comprar algunas maquinarias nuevas y adecuar los procesos productivos y la vieja Casa volvería a estar en condiciones competitivas para imprimir bellos billetes, como aquellos de dos pesos con la cara de Menem que Armando Gostanian -su titular de épocas olvidadas-  mandó a confeccionar para halagar al jefe. Pero si la Casa se modernizaba,  chau negocio. Entonces, Aimé colocó en la presidencia de la Casa de la Moneda a una  de sus amigotas –Katya Daura-  y desde allí obstaculizaron cualquier tentativa de aggiornar la empresa. Ahora sólo restaba apoderarse de Ciccone y ordenarle la impresión de billetes que, de pronto, pasaba a ser urgente. 

Los argumentos conspirativos de Boudou contra Ciccone-Boldt-Duhalde calaron  hondo en la sensibilidad de un Palacio donde todo se mira con ojos de polizontes y donde todo es válido para impedir que reviva el espíritu del caudillo bonaerense. El visto bueno por parte de CFK no tardó en llegar. La estrategia fue que Boudou se encargara de encontrar un grupo empresario nacional que se hiciera cargo de la empresa y levantara su quiebra, cuyo principal actor y acreedor era la AFIP, es decir su amigo Etchegaray!!  Varios de los cortesanos, incluso la propia presidenta, habrían imaginado  que Boudou iría a ofrecerle el negocio  a un Eskenazi, Grobocopatel, Ellrstein Spolsky, Electroingeniería  o cualquier empresario con “conciencia nacional y popular”, de pocos escrúpulos y gran  eficiencia en eso de repartir la torta, garantizar reserva y mantener a los buitres y a los medios callados.  Pero, resultó que  el “grupo  empresario” elegido por el entonces ministro se asemejaba más a una banda de lúmpenes pequeño-burgueses, viejos amigotes de la noche y de la vida,  que a la nueva burguesía nacional kirchnerista y, ni hablar, que a  los sectores tradicionales de las clases dominantes. Cristina Kirchner se habrá llevado una fea sorpresa cuando se enteró que los encargados de tan delicada tarea iban a ser personajes de la calaña de José María Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, un monotributista de la escala más baja de la categoría, señalado por su ex esposa como “testaferro de Boudou”. Y no hace falta investigar demasiado para cruzar las declaraciones juradas para establecer nexos entre Núñez Carmona, Vanderbroele y Boudou.

EL LEVANTAMIENTO DE LA QUIEBRA.

El primer paso para apoderarse de la empresa era que los Ciccone aceptarán romper cualquier tratativa con el Grupo Boldt-Tabanelli  y reemplazarlo por un extraño y desconocido Fondo de Inversión, The Old Fund,  radicado en una elemental oficina montevideana, el que sería representado por Vandenbroele,  quien se encargaría de levantar la quiebra de la fallida y hacerse cargo de un pasivo enorme, pero ahora licuado y súper financiado. A cambio de ello, el misterioso y joven empresario se quedaría con nada menos que  el 70 % de la vieja empresa familiar. Y, como decíamos antes, el gran obstáculo a sortear para salir de  la quiebra era la deuda que el Grupo Ciccone mantenía con la AFIP y que constituía la mayoría absoluta del pasivo de la empresa. Pero de eso se encargaban “Aimé” y su amigo Ricardo. Para ésa época, 2010, Ciccone adeudaba a la AFIP una cifra que superaba holgadamente los ciento veinte millones de pesos. Vandenbroele se sentó a negociar un nuevo plan de pagos con el departamento jurídico del ente recaudador, que terminó con un insólito acuerdo firmado en noviembre de ése año. Por medio del mismo, la AFIP levantaba su pedido de quiebra mediante un inusual plan de pagos que superaba cualquier esquema legal utilizado hasta el momento por el ente: 168 cuotas con una tasa de interés de sólo el 0,5 %, inferior, de manera escandalosa, a la regulada en todos los acuerdos anteriores. Pero, para lograr que el Departamento Legal de AFIP avalara el acuerdo y posibilitara la ansiada firma de Ricardo -el mismo  de la vieja UCEDE, Etchegaray-, Amado debió pedir por escrito un tratamiento preferencial para la empresa, para cubrirle las espaldas a su amigo. Así se  llegó al absurdo cuando, en un  escrito oficial, Boudou se dirigió a su amigo Etchegaray pidiéndole  que sea benevolente con la  Compañía de Valores Sudamericana SA (CVS) –como se rebautizo a Ciccone luego del ingreso de Vanderbroele-. Por medio de ese documento, que firmó Boudou el 8 de noviembre de 2010, la AFIP destrabó la situación y CVS logró aquella  moratoria extraordinaria. Con un pago inicial de poco más de un millón de pesos. El principal y privilegiado acreedor de la quiebra se daba por satisfecho y se allanaba al levantamiento de la inhibición judicial, arrastrando detrás suyo a los demás acreedores. Cuando estalló el escándalo, durante la conferencia de prensa que debió realizar  Echegaray para dar alguna explicación que lo pusiese a salvo, un periodista  le preguntó por cuantas de las muchas empresas que se encuentran en la misma situación –o peor teniendo en cuenta la cantidad de trabajadores involucrados- el ex Ministro de Economía intercedió tan eficazmente. No pudo contestar, sencillamente porque fue el único caso!!

Sin embargo, las balas siguen repiqueteando cerca de la AFIP y desnudando el circulo de complicidades: ahora resulta que todo el acuerdo firmado en el 2010 podría ser declarado ilegal porque no se incluyeron en la cuenta los casi 20 millones de pesos de intereses impagos que llevaba acumulada la deuda original de Ciccone al momento de la firma de ese convenio. O sea que, en el apuro por satisfacer el pedido del entonces ascendente delfín, toda la eficiencia recaudadora de la agencia fue “incapaz” de detectar una diferencia de esa magnitud!! No obstante, con las cuentas “arregladas” con la AFIP, Vandenbroele se dedico a “melonear” y apretar a los demás acreedores. Con la misma trama de presiones y favores, obtuvo  acuerdos de similar benevolencia, que aún no salieron a la luz, con el Banco Provincia y el Nación y convenció a los trabajadores de que aceptaran su nueva gestión y pospusieran sus reclamos en la quiebra, porque, coinciden varios de ellos, “el gobierno me banca”. Quizás usó el mismo argumento para que el juzgado interviniente le diera curso al acuerdo extrajudicial en tiempo récord y así, con apenas un millón y medio de pesos, Boudou y sus amigos se hicieron con el control de una empresa que no vale menos de 250 “palos” y a la que le garantizaban trabajos por cifras siderales. Pero ni siquiera ese miserable “palito y medio” salió del bolsillo de los muchachos: dicen, cerca del Palacio, que lo aportaron  algunos amigos banqueros del entonces ministro, quizás como pago de reservados favores. Dicen, también cerca de la Corte, que el propietario del Banco Macro, Jorge Britto, no sería ajeno a estos enjuagues y que ello explicaría su actual eclipse de los pasillos del poder.   

MOVIMIENTO DE FICHAS.

El silencio que se mantuvo desde las esferas oficialistas -a partir del destape de la trama secreta del caso Ciccone y su judicialización- fue utilizado por los medios monopólicos opositores para golpear la imagen del vicepresidente y por añadidura la de CFK. ¿Qué diferencia los anteriores escándalos dentro del gobierno kirchnerista del caso Ciccone? A Boudou –que fue elegido por la presidenta sin ningún tipo de consentimiento y callando  críticas de sus más íntimos-   lo apuntan desde afuera y desde adentro. También fue duramente criticado por Hugo Moyano, que paso de ser un leal aliado al gobierno nacional y ferviente defensor de Amado ser un “paladín de los obreros” y a afirmar que “la Justicia debe ir hasta el fondo, hasta donde corresponda” y que el caso Ciccone es “un tema delicado que no puede pasar inadvertido”.  Está claro que la presidenta comienza a pagar el precio de su personalismo y que una precipitada y abrupta salida del vicepresidente sería un duro golpe que no entra en los planes de nadie. Para contrarrestar los ataques, Boudou fue “empujado” a desfilar por los medios de comunicación oficialistas de una manera tan lastimosa que hasta la pregunta más ingenua del mercenario de turno lo incomodaba y se excusaba en un “es todo mentira”. También debió suspender una exótica gira por Corea del Sur y el Sudeste asiático cuando estaba con u n pie en el avión. Varios fueron los funcionarios –que por orden presidencial- salieron apoyar al vicepresidente, aunque sea tibiamente. Uno de ellos fue Gabriel Mariotto, quien afirmó que Boudou es un “hombre de una gran sensibilidad, un gran compañero, un militante comprometido con la construcción política que conduce Cristina”. No es un dato menor que Mariotto salga en defensa del que picaba en punta para suceder a CFK, ya que es el hombre del cristinismo dentro de la Provincia de Buenos Aires que  desgastar a Scioli, uno de los grandes ganadores de la caída de “Aime”  en sueño de futuro candidato a presidente. Si algo queda claro, es que nadie puede ir a fondo por la cabeza del vicepresidente. La oposición burguesa sabe que la Justicia cómplice K solo puede llegar a condenarlo con una pena menor ligada con al tráfico de influencias, de tenor insignificante   comparada con la destrucción de su imagen pública y de su programada candidatura como sucesor de CFK. En la mesa chica de Olivos, nadie derrama una sola lágrima por “Aime”, sino que observan atentos cada movimiento de una causa judicial que tiene aires de un nuevo caso Skanska: mucho ruido, mucho escándalo, muchas  sospechas, mucho desprestigio pero poco y nada de justicia efectiva.

Como para reafirmar ante el país que “acá no pasa nada, mando yo!”, el último día hábil de marzo, la Presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont -siguiendo expresas instrucciones de CFK- ordenó, con carácter de urgente y sin licitación o concurso de precios alguno, la impresión de una nueva partida de billetes de cinco, cincuenta y cien pesos. Mágicamente, la Casa de la Moneda había sido puesta en condiciones de hacerse cargo de la mayor parte de la tarea, pero, una porción significativa le fue otorgada a la empresa de los amigos de Boudou. Y no se trata de un negocio menor: el estado nacional le pagará a Ciccone-Vandenbroele- la friolera de 170 millones de pesos!! No pasa inadvertido que, en medio del escándalo –con investigación judicial abierta y en progreso- esta decisión es una reafirmación del estilo bonapartista de decisiones que caracteriza al “cristinismo”, por un lado, pero, también a la necesidad de salir en defensa pública del deteriorado Boudou, más parecido, en la actualidad a una famélica mojarra que a un prometedor delfín. La similitud entre esta reacción del Palacio y los aplausos y ovaciones  de despedida al héroe Juan Pablo Schiavi -ex Secretario de Transporte y primer responsable de la tragedia del FC Sarmiento-, a la defensa irracional y mendaz de la megaminería y a tantos otros desatinos que comienzan a ser habituales, habla por si sola. Un gobierno que alcanzó el pico de su popularidad hace tan sólo cinco meses,  se encuentra, cada vez más sumergido en un pantano de dificultades en el que demuestra menos cintura política que Bambi pero más presunción imperial que María Antonieta. En tanto, las encuestas de opinión –a las que era adicto NK y que tanto detesta CFK- hablan, a fines de marzo, de una caída en lo que va del año del 19 por ciento en la imagen positiva del gobierno. Pero nada, ni esas encuestas, ni la bronca popular por la tragedia ferroviaria, ni el malestar por los aumentos incesantes de los precios, ni el escándalo Ciccone parece que fueran a alterar el curso general del gobierno a confrontar con su propia base electoral, claramente en proceso de desencantamiento con los ritos y, sobretodo, con las políticas palaciegas.

“La historia de los vicepresidentes ha sido bastante triste y yo voy a ser el mejor vicepresidente que ha habido, porque voy a estar acompañando a la presidenta hasta el último día  formando parte de su proyecto político” proclamó “Aime”. Duro y arduo camino tiene por recorrer, aunque todo parece indicar que se va a despistar antes de tiempo. Hoy, es un vicepresidente sin poder y con futuro de pronóstico reservado, al cual la Justicia acaba de allanarle su casa por la causa Ciccone. Su día se divide en presidir el Senado de la Nación Argentina, disfrutar de sus motos mientras pasea en su Puerto Madero adoptivo y esperar que vuelvan a atender su teléfono aquellos que lo hacían cuando él era el elegido, sin olvidarse de cumplir con sus apariciones en importante en ceremonias y actos protocolares de significación cuasi escolar.  Hasta la misma presidenta CFK se encargó de asestarle un duro golpe al ningunear a su amigo y heredero político en el Palacio de Hacienda, Hernan Lorenzino, y darle el manejo real de la cartera a Axel Kicillof, economista de La Cámpora que ocupa el segundo lugar jerárquico en el Ministerio de Finanzas Públicas, mientras que la economía diaria es controlada por Guillermo Moreno. Así, su incipiente entramado de amistades políticas está casi extinto. Lo que Cristina da, Cristina quita, y “Aime” esta más solo que nunca. Muchos funcionarios que fueron tocados por el dedo del beneplácito presidencial y catapultaron su carrera dentro del kirchnerismo, conocen bien esa gran verdad. Temen, en lo profundo, no ser el próximo muñeco en un juego capitalista donde hay una sola reina que, además, reina sola.


La nota fue publicada en la Revista La Maza