lunes, 19 de diciembre de 2011

A diez años del 2001: La gesta de una nueva traición


 La clase trabajadora continúa pagando los platos rotos del capitalismo. Las medidas económicas progresistas del kirchenrismo no fueron tomadas por ideología de los gobernantes, sino porque el sistema necesitaba mostrar su mejor sonrisa, para ocultar su rostro de horror y hambre. Subsidios, planes universales y desactivación de la militancia son algunos de los mecanismos de control que la burguesía comenzó a vislumbrar desde el momento que De La Rua renunció

 Por Ezequiel Alvarez


AQUELLOS DIAS DE DICIEMBRE

Las detonaciones de escopetas retumbaban en la “City porteña”. El Estado se caía. Mientras, en el aire, un helicóptero apresurado huía rumbo a la historia. La Avenida de Mayo - adornada con una alfombra de cascotes- fue la vena por donde se desangró la Argentina “neoliberal”. Pero esta sangría fue un proceso -lento y silencioso iniciado en los 70 que llegó a su punto culmine cuando la clase media se vio enjaulada y privada de lo más precioso que posee: sus ahorros. Las imágenes se repetían en todos los rincones del país: cientos de miles de cacerolas llenas de bronca retumbaban junto a millones de estómagos vacíos. El establishment y la clase política, comandada por Fernando De La Rua, no tenían una respuesta inmediata para arreglar los problemas causados por su avaricia capitalista. No había solución que no implicara un nuevo engaño al pueblo argentino y a su clase trabajadora. Las calles se transformaron en barricadas, el helicóptero se encendió y la traición comenzó a tomar forma.

Para entender el por que del estallido económico y social del 19 y 20 de Diciembre es necesario partir de una base: la crisis del 2001 fue una crisis capitalista en Argentina, caracterizado por la destrucción industrial, la hegemonía de la burguesía financiera y la extranjerizacion de la economía. Fue de carácter capitalista –y no neoliberal como muchos sectores del forismo intentan imponer para acotar la onda expansiva y dejar reductos para el reformismo- que eclosiono atacando a uno de sus principales “productos y aliados”: la clase media. Aquella que durante los 90 paseaba en Miami, tierras gringas donde no llegaban los gritos de agonía de la clase trabajadora y el proletariado en harapos. En el periodo del menemato, las políticas económicas de Martínez de Hoz dieron un salto cualitativo y cuantitativo. Miles de grandes fábricas cerraron, la extranjerización económica y cultural fue avasallante. Pese a los constantes reveces, los sectores más excluidos resistieron en cada piquete o manifestación incluso hasta dar la vida, como con los asesinatos de Teresa Rodríguez o Anibal Verón. Estas políticas económicas fueron promovidas especialmente por Domingo Cavallo -ex Ministro de Economía del menemato y de la Alianza que transformó el Palacio de Hacienda en un apéndice del FMI- y pusieron al país al borde del precipicio. La gran vedette menemista fue la privatización: fueron vendidas a capitales extranjeros la empresa estatal de telefonía y comunicaciones, Aerolíneas Argentina, YPF y sus derivados, los ferrocarriles, la industria del hierro y el acero, las compañías de gas y agua, cientos de inmuebles estatales y se dieron en concesión cerca de 10.000 kilómetros de autopistas, varias represas hidroeléctricas, etc . El saldo -más que negativo- fueron millones de despedidos o “retirados voluntariamente”, unos magros 27.000 millones de dólares en las arcas estatales y un país de rodillas. Para fines de 1999, luego de diez años de intensivo saqueo y convertibilidad, Argentina le debía a la banca internacional más de 145.300 millones de dólares, veinte veces la deuda externa antes de la última dictadura militar. Haciendo un paralelismo con la medicina, el paciente era terminal y su metástasis voraz. Convengamos que siempre estuvo enfermo y cargo con el cáncer del capitalismo, pero la Dictadura Militar empeoró el cuadro, Menem lo llevó a terapia intensiva y De La Rua no sabia ni para que servia la penicilina.

PUEBLO QUE LUCHA, PUEBLO QUE APRENDE…

Hacia fines de 2001, con la Alianza en el poder y Chacho Álvarez en su casa, la situación de hambre en la clase trabajadora pudría el efímero entramado social. Según los datos que arrojaba el INDEC, en la Capital y Gran Buenos Aires había más de 3,5 millones de personas bajo la línea de pobreza y, a nivel nacional, la suma ascendía al 40 por ciento de la población, es decir más de 15 millones de habitantes. La desocupación era un flagelo tangible, afectaba a más de un cuarto de la población y seis de cada diez trabajadores ganaban menos de 500 pesos mensuales. Mientras -silenciosamente- la economía argentina y el sistema financiero era socabados por el mismo capitalismo. Gracias a la “remisión de utilidades” –sacar el dinero del país hacia las metrópolis capitalistas- por parte de las grandes empresas, los depósitos bancarios bajaron de 87.000 millones de dólares a principios de del 2001 a 19.400 millones hacia fines de abril de 2002. Para ese entonces, el gobierno de De La Rua ya había demostrado que sus respuestas eran el ajuste, la flexibilización laboral y el recorte de salario para la clase trabajadora. El 2 de diciembre, Cavallo les da al pueblo argentino su último “regalo” antes de Navidad: el corralito. “Hemos tenido que adoptar una medida transitoria de limitación a la extracción de dinero en efectivo”, comunicó el ex ministro. Es decir, restricción para poder retirar el dinero depositado en entidades bancarias en plazo fijo, caja de ahorro y cuentas corrientes. ¿Qué se ocultaba detrás del corralito que transformó en “bolcheviques” a cientos de miles que otrora disfrutaban de la pizza con champagne? Para todos los economistas del establishment, esta medida era necesaria para evitar una corrida bancaria. La realidad fue que la crisis tenía que ser frenada y no castigar de modo ejemplar a las principales empresas que saquearon el país durante décadas. Encontraron una solución, la misma de siempre: que la crisis la pague el pueblo. Al final de cuentas, Argentina era un experimento de las recetas económicas del FMI, la debacle debía ser controlada y sin atacar a los intereses de la burguesía financiera.

La respuesta de la clase oprimida fueron los saqueos para cubrir necesidades básicas y un constante estado de movilización de toda la sociedad. Codo a codo, el pueblo salio a las calles y puso contra las cuerdas a una clase dirigente. El saldo no fue gratuito, 39 compañeros y  compañeras de todas las edades fueron asesinados en manos de los agentes de la represión estatal. Miles fueron encarcelados y heridos, pero lo que no se hirió fue el espíritu combativo de una nueva generación que absorbió el calor del 19 y 20 de diciembre del 2001. De La Rua fue un fusible del sistema capitalista en Argentina y su renuncia en manos del pueblo produjo un aparente vacío político institucional. Pero con el correr de los días el “que se vayan todos” comenzó a atenuarse al ver que los “mismos” de siempre iban tomando nuevas posiciones en el tablero.

Un caos institucional asaltó los  reductos legislativos. Los presidentes se sucedían entre si sin poder lograr un consenso capaz de darles la fuerza para timonear el país y reencausar el curso que pretendían. Ramón Puertas, Adolfo Rodríguez Saa – con  su “memorable” default- y Eduardo Camaño desfilaron por el sillón de Rivadavia, mientras se pergeñaba una salida “más democrática” para la crisis. El 1 de enero de 2002, Eduardo Duhalde –mafioso del conurbano y gobernador de la Provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Menem- resultó electo a dedo por la Asamblea Legislativa. El mensaje era claro: se venía la mano dura para aplacar el nuevo movimiento social que cuestionaba la a democracia  representativa argentina.

Y SE ORGANIZA

Mientras, las asambleas barriales eran espacios de real intervención popular y de legitimidad absoluta. En ellas, miles de compañeros dieron sus primeros  pasos en la política, e incluso algunas –pero muy pocasse mantienen en pie, como la Asamblea del Pueblo. Si bien las asambleas fue un fenómeno mucho más ligado a los sectores de clase media o barriadas pobres de la Capital Federal, en el conurbano y el resto del país la lucha se expresó de una manera mucho más acentuada, generando diferentes bloques piqueteros que trataron de resolver una necesidad igual de importante que la falta de comida: la falta de voz para enfrentar al sistema. Las manifestaciones sucedían, ya no eran solamente los cientos que cortaban la ruta en Cutral-Co en los 90, ahora eran un mar de ancianos, jóvenes, niños, madres y desocupados que copaban las arterias de la Capital Federal y del Conurbano.

Era el “nuevo malón” y Duhalde no iba a dejar pasar la oportunidad de intentar contenerlo con la única solución que conocía, desde sus tiempos de amigo de la Triple A: reprimir, asesinar. La tropa estaba lista y la decisión tomada: así sucedieron los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la masacre de Avellaneda. El capitalismo no conoce otra manera de parar las crisis que reprimiendo a quienes lo señalan como causante de todo los males. Pero la respuesta popular fue contundente, maciza, multitudinaria, inesperada por el gobierno asesino. El plan había fallado, era necesario retroceder; es que hay momentos en los que las balas no alcanzan para apaciguar una sociedad insurreccionada: se impone, entonces, el tiempo del engaño. ¿Qué mejor engaño que volver a resucitar la urna burguesa, llena de promesas y mentiras? ¿Qué mejor mascarada que ejecutar políticamente a uno de los causantes de la crisis –Menem- y preparar unas elecciones en las que un “desconocido” gobernador, presuntamente progresista, sea el verdugo del riojano? El establishment llamó a elecciones anticipadas para descomprimir el caos social y Duhalde apoyó la candidatura de Néstor Kirchner, otro de los “mismos” que se había fotografiado junto al genocida Videla y al vende patria Menem, al que no vaciló en calificar como el “mejor presidente de la historia!”

LA RESTAURACION CAPITALISTA Y EL PODER
DE ROSTRO AMABLE

El día que asume Néstor Kirchner, el proceso del 2001 comienza a cerrarse. Las heridas capitalistas van cicatrizándose gracias a la conciliación inconsciente entre un pueblo oprimido y su opresor. El Estado, que antes había sumergido en la malaria a la clase trabajadora, comenzaba a embellecer su discurso. Su posición progresista y su reivindicación al Peronismo más combativo no eran otra cosa que una pantalla de humo para que el pueblo perdiera sus consignas de lucha y claudicara frente al poder “omnipotente” de la gran democracia burguesa. Los mismos de siempre seguían siéndolo. La clase gobernante volvió a su lugar espurio, expropiándole al pueblo movilizado la posibilidad de ser dueño de su destino.

Las causas de por que la clase trabajadora no logró tomar el poder son varias, entre ellas las consecuencias del apoliticismo de los 90, secuela de la gran derrota de los años 70, el aparato cooptador de los partidos tradicionales y del régimen y la falta de capacidad de respuesta frente a los constantes intentos de sabotaje al movimiento popular. Lo cierto, es que siempre existe un Kerensky capaz de cortar de raíz cualquier balbuceo de revolución. La historia deberá decir que Kirchner salvó al capitalismo en Argentina. Deberá decir que en su momento más crítico, de mayor división y debilidad burguesa, al capitalismo le  fue mucho más útil y económico el voraz clan patagónico -pese a todas sus irreverencias y desplantes, con su reivindicación de épocas malditas para la burguesía, con su populismo, sus piqueteros amigos y su discurso setentista- que la dureza y la mano de hierro de los profetas del orden. Pero, también deberá decir la historia que la restauración del orden capitalista en la Argentina después del 2001 no hubiese sido posible sin la traición, la entrega y el servilismo de Hebe de Bonafini, de Estela de Carlotto, de la mayor parte de los organismos de DD.H.H; que tampoco le hubiese resultado fácil si las grandes organizaciones piqueteras no hubiesen transado con el régimen, como lo hicieron Luis D Elia y su FTV; el PCR y su CCC; Tumini y Ceballos con Barrios de Pie y Libres del Sur y muchos MTD y otras organizaciones menores. Que les hubiese sido mucho más difícil engañar  al pueblo si los centristas y reformistas de todo pelaje, desde muchos de los ex guerrilleros hasta el Partido Comunista no se hubiesen integrado al oficialismo. Los procesos revolucionarios siempre tienen la virtud de poner las cosas blanco sobre negro, dejando en el cajón de los recuerdos a la mentira, el buen discurso y el engaño político. Esta década de luchas permitió que el pueblo viera en qué canasta ponían los huevos todos estos izquierdistas de papel, los mismos que, ahora, acompañan al oficialismo en su viaje final, el que lo despojará de la máscara amable para asumir el rostro implacable del ajuste, del hambre, del tope salarial, de la inflación como robo cotidiano, y de la represión como único argumento de cierre.

La historia dirá que en esta década el Kirchnerismo le sacó las papas del fuego al régimen capitalista, que lo hizo en buena medida en provecho propio pero lo hizo. Quizás también diga que el fin de la década fue, también el fin de su proyecto. Fue útil para un incendio, no sirve para dos. Hoy, los pueblos del mundo se levantan contra sus gobernantes en todos los confines de la tierra. No hay lugar  del mapa donde no haya una protesta social en curso, una revuelta en ciernes, una rebelión en gateras. Y los pueblos se levantan contra sus gobernantes que gobiernan en nombre de los intereses sagrados del capital financiero. Pero también se levantan contra el capitalismo y la opresión, contra la miseria y la entrega. Argentina, el país profundo donde aún quedan rescoldos del 20 de  diciembre, queda cerca, muy cerca de ese mundo en revuelta y el pueblo que lo habita aprendió mucho en estos diez años. Pronto lo demostrará.


La nota fue publicada en la Revista La Maza

martes, 13 de diciembre de 2011

Entrevista a Yusseff Mohammad al-Arjentiny: Una ráfaga de verdad.

 
Yusseff es combatiente de las milicias de Misrata, principal foco insurgente conformado por obreros y jóvenes que lucharon contra Gadafi. Ahora la disputa es por no entregar las armas al organismo traidor del CNT y a los imperialistas de la OTAN. 


Por Ezequiel Alvarez 

Sus palabras sangran esperanza. Emmanuel Piaggesi ya no es el mismo joven de 23 años que partió de su Neuquén adoptivo para saciar el don más preciado de un revolucionario: sufrir y luchar por la libertad de la clase trabajadora. El norte de África lo acogió como su hijo, Libia fue su hogar y hasta sus compañeros de arma lo rebautizaron en nombre, sufrimiento y alegría. Hoy, este joven combatiente representa la verdad que recorre las arenas y todas las ciudades libias: la de un pueblo oprimido que ha ejecutado a su dictador en la lucha por romper sus cadenas con Occidente y con los traidores de siempre.

La Maza: Yusseff, ¿Qué hacías en Argentina antes de irte a del país?
Yusseff Mohammad al-Arjentiny: Era maestro de enseñanza práctica en una escuela pública de Neuquén. Participé de la manifestación donde el aparato opresor del Estado asesina al compañero Carlos Fuentealba. Tuve la oportunidad y desgracia de presenciar ese hecho. Después el pueblo rodeó la Casa de Gobierno en repudio al asesinato, ahí fue donde me agarró y golpeó la para-policía de la Asociación de Trabajadores de la Educación del Neuquén. Estuve “fichado” y perseguido durante mucho tiempo. Ese suceso fue algo que me marcó, el movimiento que se había creado en Neuquén tenía la oportunidad de derrocar al criminal de Sobisch, y en cambio todas las direcciones burócratas y burguesas traicionan esa lucha,  traduciendo esa sangre derramada en un aumento de 400 pesos.

LM: ¿Cómo llegaste a Libia?
YMA: Había estado un tiempo en Palestina y luego me fui a Egipto. Mi idea era volver a Palestina, pero me encuentro con el proceso que terminó con la renuncia de Hosni Mubarak, que inmediatamente contagia a Libia y explota en Bengazhi. En ese momento me intereso por la causa libia y cruzo la frontera. Esto fue aproximadamente en marzo del 2011. No conocía a nadie, apenas piso suelo libio me propongo como objetivo tratar de saltar el muro mediático e informar todo lo que sucediera a los contactos que tenía en Argentina. En los centros de información, trabajando con la prensa, comienza mi relación con la Revolución Libia.  

LM: ¿Cómo te vinculas a la resistencia?
YMA: Un día salimos con un grupo de periodistas a cubrir un enfrentamiento en Ajdabiya. A partir de ese momento me di cuenta que mi deber era colaborar en un plano militar y que mi tarea como colaborador de la prensa tenía que ser secundaria. Aún como “periodista”, continúo avanzando con los milicianos en el terreno hasta que el resto de la prensa decide volver y me quedo solo con los milicianos. Esa tarde-noche tomamos la ciudad. No se veía mucho porque era una noche sin luna y las condiciones no eran buenas. Como manejo el árabe, comenzaron a pedirme ayuda y empecé a ayudar sumándome a las actividades. Muchos de los milicianos salían al combate con cuchillos y palos, la única forma que teníamos de hacernos con un arma de fuego era quitándoselas al Ejército. Esa fue una de mis primeras tareas, ya que las tropas regulares se habían retirado, dejando atrás todo el material de guerra. Para ese entonces, ya era el argentino que acompañaba a las milicias.

Los “mercenarios” de la OTAN

LM: ¿Recibiste algún tipo de entrenamiento para el combate en Libia?    
YMA: No, fue todo muy rudimentario. Aprendíamos a medida que los combates se sucedían, salvo los soldados de base que se pasaron para las filas de la milicia. Pero su instrucción también era bastante pobre, porque convengamos que las únicas que estaban muy bien entrenadas y armadas eran las brigadas de los hijos del dictador. Estos grupos - llamados Katibah- eran paramilitares encubiertos que se encargaban de la defensa de la familia de Gadafi y eran los que más resistencia oponían en los combates.

LM: ¿Quiénes componen las milicias?
YMA: Mis compañeros de armas eran obreros. Había trabajadores de la industria de los barcos, metalúrgicos, mecánicos, cafeteros, camioneros, taxistas, petroleros, etc. Estábamos organizados de una manera muy simple: el que te dirigía constantemente en el campo de batalla era alguien que veías que no ibas a poder seguir, porque era el primero en cargarse las municiones y la ametralladora para arremeter contra el enemigo. Se ganaba el respeto de todos nosotros porque hacia las cosas que la mayoría no podía hacer. Durante la primera parte del combate de Misrata, nos dirigió un compañero que era bastante táctico, siempre estaba a la par nuestro y nunca llevaba un ametralladora –porque decía que no la necesitaba-, pero si una granada, ya que antes de dejarse atrapar se iba a inmolar. En la segunda etapa del combate, nos comandó un “tachero”. Esas eran las personas que a las que respetábamos, personas emergidas del pueblo. En la parte operativa, habíamos tomado ciertas medidas como exigir tarjetas de identificación -confeccionadas por nosotros- para todo aquel que portara armas para evitar el robo de armamento. También, a aquel que se lo encontraba culpable de traición, se lo mataba luego de un breve tribunal miliciano. No había muchas oportunidades para equivocarse. Ni mucho menos para tener el coraje de levantar la voz, si ese mismo coraje no lo si habías demostrado en el campo de batalla.

LM: ¿Cómo funcionaba la vida civil del país durante esos meses de intenso combate? ¿Quién se encargaba de la atención médica y la comida?
YMA: Lo que convence aún más de la lucha y me da fuerza para seguir adelante, es que se generó una especie de sociedad anárquica. Nadie mandaba y todos sabían qué hacer. Había un grado de solidaridad y fraternidad total, todo estaba al servicio del pueblo. Como las milicias eran el pueblo, las empresas expropiadas por los trabajadores producían petróleo y nafta para las camionetas que habíamos expropiado y acondicionado para el combate. Los alimentos se distribuían igualitariamente por voluntarios o milicianos a todo el pueblo. Durante un tiempo me desempeñe en esa actividad. El pan se regalaba, el agua se regalaba, en fin, todo era producido por el pueblo así que debía ser del pueblo. Nunca nos llegó nada del programa de las Naciones Unidas. Casi siempre comíamos una especie de tuco aguachento con algunos porotos y un pedazo de pan. Salvo cuando hacíamos algún atraco en los barrios del ejercito y expropiábamos la mercadería, que la repartíamos entre el pueblo.

El bufón y su séquito

LM: ¿Cuál era la imagen que se tenía de Gadafi antes de estallar la revolución? 
YMA: Muchas personas mayores -que habían vivido el ascenso al poder de Gadafi- revindicaban sus principios. Aún añoraban esa imagen de líder popular que afirmaba que el poder iba a estar en manos del pueblo y que atacaba abiertamente al imperialismo. En cambio, la gente más joven – que nació, se crío y vivió con lo más nefasto y represivo del gadafismo – opinaba todo lo contrario. Estas nuevas generaciones han vivido una serie de sucesos que los marcan a fuego, como cuando cuelgan a varios opositores al régimen en una mezquita y el proceso de la guerra de Irán y Afganistán, donde el dictador claramente se pone del lado de Bush. Entonces ellos se preguntaban “¿No es Gadafi el que nos dice desde hace 40 años que no debíamos aprender ingles por que el imperio habla ingles y ahora se pone de su lado?”. Había un discurso muy fuerte contra el imperialismo, y eso se ve tanto en las personas más adultas como en los jóvenes, que no lo apoyaban por haber hecho lo mismo que “combatió” en sus inicios. Otro de los hechos que marcó al pueblo fue la desaparición de los 1200 presos que participaron en un motín en 1996, que recientemente aparecieron en fosas comunes. Se vivían situaciones tensas hasta por detalles o bromas. Un día le hicieron un chiste Saadi Gadafi, quien jugó en los equipos del cual su padre era accionista. Un grupo de vecinos - de un barrio muy pobre-  le pusieron la camiseta de Saadi a un burro y lo largaron a la calle. Varios soldados, al ver semejante burla,  acribillaron al animal. Había odio contra Gadafi, porque las generaciones oprimidas ni siquiera podían “escapar” mediante la cultura o el esparcimiento. Las únicas actividades que se podían hacer era jugar al fútbol o salir a caminar. 

LM: Actualmente existen corrientes políticas que se desprenden del progresismo estalinista, del Foro Social Mundial, del castrismo y chavismo, que consideraban a Gadafi como el patriota nacionalista que levantó el nivel de vida del pueblo libio y que esta es una insurrección basada en la ayuda de la OTAN para apoderarse el petróleo. ¿Cuales son las banderas de pelea de las milicias?
YMA: Para comprender los motivos hay que analizar el comienzo de esta insurrección. Los principales motores del pueblo libio fueron las necesidades básicas de comer y vivir. Si bien explota por otros motivos, el malestar era muy generalizado y profundo dentro de la clase trabajadora libia. Por darte un ejemplo, hasta se les complicaba  casarse ya que -según la costumbre musulmana- para hacerlo es necesario tener dinero para ofrendar una especie de “dote”. Había una gran parte de la población que hasta de ese simple derecho estaba privada, incluso muchos morían vírgenes a los 50 o 60 años. Esto es un dato casi anecdótico comparado con la situación de hambre que sufre gran parte de la población. En un país donde haces un pozo con una pala y brota petróleo, tenés barrios desastrosos y la gente viviendo en una miseria extrema. Libia tiene una población aproximada de  seis millones de habitantes y en su mayoría están concentrados en las metrópolis. En cada una de las grandes ciudades son infinitas las necesidades que uno puede observar en infraestructura. Viven entre cloacas rebalsadas y calles sin asfaltar, imagen fácil de asemejar con una villa miseria.

LM: ¿Como vivían las personas que trabajaban o tenían una relación estrecha con el régimen?
YMA: Vivían como privilegiados. Llegaron a crear una grupo que se llamaba Al-lejan Thawryia, maquillado como “grupo revolucionario” por el dictador. Cualquiera que era miembro de este grupo -es decir que tenía que hacer tareas de inteligencia, raptar y cualquier cosa necesaria para instaurar el terrorismo de estado- sería recompensado con bienes materiales. Algo muy evidente cuando ingresábamos a las casas de alguna de estas ratas. Eran grupos de adinerados, leales a Gadafi y traidores al pueblo libio. En Misrata, a todos los que tenían una credencial de Al-lejan Thawryia se los mató. Este accionar, junto con el honor de que en nunca cayó una sola bomba de la OTAN en la ciudad, hizo popular a las milicias de Misrata y nadie nos pudo arrebatar nuestro legitimo triunfo, como si ocurrió en Bengazhi. Nosotros, el pueblo de Misrata, echamos a las más de nueve brigadas que mandó el dictador para aplastarnos. Recuerdo que apenas llegue a la ciudad, un hombre de 50 años me invitó a ver su ametralladora, prometiéndome que era la mejor que iba a poder ver. Al entrar a la humilde vivienda, extendió las manos y me enseño una barreta. Me quede asombrado. El hombre se trepaba a los tanques del Ejército con un bidón de nafta y la barreta, forzaba la escotilla y los prendía fuego con los soldados dentro. Luego, cuando ya la lucha estaba avanzada, logramos sacarle al Ejército misiles RPG, con los que lográbamos quebrarles las orugas a los tanques. A todo aquel que se ensucia la boca hablando e insulta a mis compañeros y a la sangre de los caídos diciendo que somos tropas terrestres de la OTAN, les digo que todas las armas que usamos eran viejas y de fabricación rusa. Las mismas que le habían dado la Unión Soviética al gobierno de Gadafi. No recibimos plata, armas ni chalecos por parte de nadie. No se entiende cómo puede haber estúpidos que vean en un diario la imagen de un miliciano con una vieja AK-47 y se digan “a estos los armó el imperialismo”.

LM: ¿Qué opinaban los milicianos del supuesto acuerdo táctico que había con la OTAN?
YMA: Sobre ese supuesto acuerdo se habló mucho más fuera de Libia que dentro. Lo que pudieron ver y tantear los milicianos fue el primer ataque a la ciudad de Bengazhi contra el Ejercito. En este punto quiero detenerme, porque hay que tener en cuenta que el ataque de la OTAN se produjo cuando ya las milicias habían repelido a las tropas de Gadafi. Luego la OTAN se carga injustamente al hombro el triunfo que les correspondía a los milicianos y ensucian la imagen de la Revolución Libia. Fueron las milicias las que en el puente del barrio de Al-Thawra habían frenado al Ejército. No fueron los aviones, ni Sarkozy, fue el pueblo. En el campo de batalla jamás se vio un ataque de la OTAN. No teníamos comunicaciones en común, no las queríamos tener, y si nos llegaban rumores los desatacábamos. Es más, existió lo que mal denominan “fuego amigo” por parte de los aviones de occidente.  Varios grupos de convoys milicianos que trasgredieron las “líneas rojas” que limitaban el terreno de combate, fueron bombardeados. Recién empezada la revolución, habíamos logrado –con la ayuda de alguno de los compañeros que eran mecánicos- poner en perfecto estado a más de 40 tanques cargados a tope de municiones y misiles. Esa ofensiva iba a ser decisiva y acortaría los plazos de la caída del gobierno, dando un triunfo aplastante sobre las fuerzas del régimen. El plan era entrar a Brega, controlar la ciudad para luego ir en apoyo a Misrata, tomar Sirte y luego entrar en masa a Trípoli. Ante la inminente victoria -por parte de estas milicias con un alto grado de anarquismo- la OTAN bombardeó los tanques criminalmente con los milicianos dentro. Fue impresionante, primero sentimos los aviones, luego la explosión y después la onda expansiva de calor de las detonaciones. El “fuego amigo” no existe cuando los misiles y bombas que tiran estas ratas imperialistas tienen un margen de error de metros. Detonaron una formación de decenas de tanques con banderas de las milicias, muy fáciles de divisar desde las imágenes de satélites o desde el aire. Esa masacre fue registrada por varios medios burgueses mundiales que estaban presentes, pero pactaron no hacer público lo sucedido.

LM: ¿Cuál era la relación con el gobierno del Consejo Nacional de Transición (CNT)?
YMA: Desde un primer momento al CNT no se lo vio como algo fuerte y con buenos ojos. No era una autoridad dentro de las milicias, ni en Misrata  y menos en Bengazhi, donde los combates fueron en el desierto y era una total anarquía. Nunca  vino un representante oficial del gobierno a decirnos “hagan esto o lo otro”. Nos llegaban mensajes que nos querían imponer -por parte de la OTAN y el CNT-  límites de combate en el terreno, que eran desacatados todo el tiempo. Aparte, el CNT no es respetado porque esta conformado por ex gadafistas. Uno de estos que se pasaron de bando fue Abdel Fatah Yunes,  -Ministro del Interior gadafista- que fue ajusticiado por su pasado y porque, cumpliendo funciones para el gobierno de transición, no dejaba avanzar a las milicias en Brega, Bengazhi. Ese personaje también sostenía que había que tener una comunicación fluida con la OTAN y acatar sus órdenes. Mientras este traidor decía eso,  las milicias avanzaban –sufriendo incontables pérdidas- y demostraban que por si mismas estaban derrocando a la dictadura. Claramente su ajusticiamiento fue un ejemplo, y a partir de ese momento noto que nuestros enemigos comienzan a tapar el verdadero accionar miliciano. Algunos integrantes del CNT quisieron tener actitudes demagógicas para ganarse al pueblo. El perro de Mustafá Abdeljalil, que fue Ministro de Justicia de Gadafi y ahora es el Presidente del gobierno de transición, se ganó un sector religioso cuando dejó “plantado” –según el dicho popular- a la basura de Sarkozy por irse a rezar. Ese sector lo apoya por algo que nunca se va a saber si realmente hizo. Pero en definitiva hay una mayoría popular que no se identifica con el, ni con Khalifa Haftar, que estuvo 20 años viviendo en Estados Unidos y ahora quiere venir dar ordenes a los libios.

LM: ¿Había sectores populares organizados,  más allá de las fuerzas armadas de elite,  que defendieran a Gadafi? Porque otra de las ideas instaladas es que en Trípoli hubo una resistencia popular en defensa de su régimen.
YMA: No. Primero, si hubiera sido así, era imposible diferenciar a supuestos sectores populares gadafistas organizados del Ejército regular, ya que todos vestían iguales y tenían los mismos tipos de armamentos. Había un grupo de Muwtattawein – es decir voluntarios -, que fueron los primeros que se rindieron sin tirar un solo tiro y salían a la calle a decirnos que nos apoyaban. Nosotros marchamos desde un pueblo en las afueras de Misrata hacia Trípoli. Cuando llegamos a la capital, no recibimos tiros sino muestras de simpatía de la población civil. Las personas nos recibieron con los brazos abiertos, nos consideraban una milicia de liberación.

La dignidad de un pueblo.

LM: Ya caído Gadafi, ¿Que empezaron a debatir la clase trabajadora y los sectores más radicalizados?
YMA: Se afianzó la idea de que las armas no las vamos a entregar de ninguna manera. Se sangró mucho para conseguir un rifle. Entonces, el arma no significa solamente una herramienta de poder y un símbolo de lucha, sino que esta sostenido con la vida de los mártires. El nivel de armamento distribuido en el pueblo es masivo. Esa es nuestra democracia, y desde los inicios era algo que no se iba a negociar, al igual que la certeza de que si las milicias capturaban a Gadafi nadie lo iba a entregar al CNT ni a ningún país extranjero. Las únicas manos que podían hacer justicia ejecutándolo eran las del pueblo. Los compañeros que lo capturaron y lo ajusticiaron son considerados popularmente como héroes. Cuando se conoció la noticia, hubo manifestaciones de alegría por las calles. El que se lamenta de que no lo pudieron juzgar, es simplemente un traidor. Cuando vi las imágenes del momento de su captura sentí orgullo.

LM: ¿Ese era el final para Gadafi que querían el CNT y la ONU?
YMA: Definitivamente no era el que sucedió. Nos querían imponer que si capturábamos a algún defensor de régimen -por más bajo que sea su rango-, lo entregáramos a unos puntos u oficinas que ellos iban emplazar. Jamás lo hicimos. Al que no encontrábamos culpable lo dejábamos libre y el que era culpable lo ajusticiábamos. Generalmente tratábamos de no matar, salvo en el campo de batalla. Hoy en día en Libia hay una persecución por parte de la burguesía contra los compañeros que ajusticiaron a Gadafi. Existe una encarnizada campaña de desprestigio contra los autores materiales, que utilizan para tapar una gran verdad: por más que una sola persona haya sido la que apretó el gatillo, fue el pueblo el que aprobó ese final. Por suerte hay un desacato total por parte de las masas en Misrata hacia el CNT, y va a continuar de esa manera. El CNT prevé conflictos con el pueblo y ha empezado a crear grupos de “guardias civiles”, es decir su propio aparato represivo. Hay asesores extranjeros de la OTAN que están ligados al CNT con el objetivo de controlar a las milicias. De hecho, al inicio del conflicto los milicianos capturaron a cuatro asesores franceses y mataron a dos de ellos. El imperialismo –junto con sus colaboradores- utilizara cualquier táctica para desarmar al pueblo. Es nuestro deber, así como el de una verdadera izquierda revolucionaria, apoyar a las milicias. No solo en Libia, sino en cualquier lugar del mundo donde un pueblo se alce contra su clase opresora y emprenda el camino hacia su verdadera libertad.


Una clase, una lucha

LM: ¿Cómo se expresa el pueblo libio frente a la causa palestina?
YMA: Hay un grado de solidaridad impresionante, no solo con los palestinos sino con todo el mundo árabe y musulmán. Ellos -por una cuestión religiosa- se lavan mucho las manos y me decían que no abra mucho la canilla porque hay hermanos en África que no tienen agua. Poseen una conciencia que los identifica con la lucha de los pueblos oprimidos. De hecho, había palestinos en las filas milicianas. Así como también egipcios, bosnios, macedonios –pero estos últimos vivían en el país previo al estallido revolucionario-.En relación a la lucha palestina, los libios no hablan de que es un enfrentamiento contra los judíos, sino que es contra los sionistas. No rebajan el conflicto a un aspecto religioso y son muy tolerantes, más allá de alguna discusión normal, pero que no trasciende al aspecto económico, social ni militar para comprender la lucha de liberación palestina. Gadafi tenía una comunicación fluida con los servicios de inteligencia sionistas. La imagen popular sobre el ex dictador era de soporte, “buchón” y gendarme de Israel. Hay algo que lo vi con mis propios ojos, cuando entrábamos a los bunkers de los gadafistas encontrábamos armas israelíes. Armas que estaban completamente prohibidas para la venta civil y calibres que no son comerciales.

LM: ¿Cómo ves los otros procesos revolucionarios que se están llevando adelante en el Magreb?
YMA: En Egipto y en Túnez, las masas no llegaron a tomar las armas al Estado porque hubo maniobras que las engañaron. Un hecho fundamental –como lo sucedido en Egipto- fue que el Ejército se “pasó” del lado del pueblo. La población confió en que se había ganado el apoyo de las fuerzas armadas, que los iban a defender, ya que estaban instruidos militarmente. Por ende, no iban a tener la necesidad de armarse. Ese mismo Ejército era el que custodiaba a Mubarak, líder de un régimen que propagó miseria y hambre extrema en cada rincón del país. Todas estas luchas en el Magreb y el norte de África tienen un denominador en común, el pan no alcanza.



La nota fue publicada en la Revista La Maza

lunes, 31 de octubre de 2011

Entrevista a Enrique Piñeyro: “El esfuerzo para erradicar las secuelas de la dictadura no es genuino ni honesto”



Por Ezequiel Alvarez


Después de su primera película, Whisky Romeo Zulú, el ex piloto, médico y cineasta se ha transformado en el primer referente de consulta sobre el actual estado de la aviación civil y el gatillo fácil en Argentina. Su cine militante ha puesto la luz sobre una realidad oculta, donde la justicia, el poder político y la sociedad le dan la espalda a los muertos en la tragedia de LAPA, a Fernando Carrera y las cientos de victimas  “anónimas” que siguen reclamando justicia.   

LA MAZA:Enrique, ¿Creés que la causa LAPA es el monumento a la impunidad más grande en democracia?
Enrique Piñeyro: Si, mira por alguna razón me toca estar en las dos puntas opuestas de la impunidad, la corrupción y la bestialidad judicial de este país. En la causa de Fernando Carrera, nunca vi un caso con menos pruebas que ese y que encima la condena sea de 30 años. A los represores Bignone y Nicolaides los condenan a 25 años. El caso LAPA, esta plagado de pruebas contra la empresa y esta a punto de prescribir intencionadamente. Todos están complotados con la aerolínea, excepto el fiscal Carlos Rímolo y el juez Gustavo Literas, ya que el 22 de diciembre de 2000 estaba el procesamiento. De ahí en más,  fueron todas demoras de la mano del ex abogado de Yabrán, Jorge Sandro, y de los jueces que se lo permitieron. Hicieron desfilar casi 2000 testigos, cuando el juicio a las Juntas Militares se arregló con 300. Después entró en la Cámara de Casación, y mira como son las cosas: en 60 días, el juez Hornos tenía el fallo de 700 fojas,  en cambio los jueces González Palazo y Díaz Ojeda –subrogantes los dos y ahora investigados por el “forum shopping” de Pedraza- tienen al expediente en “un cajón” un año y se lo devuelven al Tribunal diciéndoles que no sabían si estaba prescrito. El Tribunal -que hizo todo lo posible para que prescribiera- dice que si. Es tan burda la maniobra. Encima, solo terminaron condenando como responsables penales a Gabriel Borsani –ex jefe de la línea 737 de LAPA- y Valerio Diehl - ex gerente de operaciones- con una pena de tres años en suspenso por estrago culposo, es decir que no hubo intención. Toma como punto de comparación Cromañón. La actuación de Chabán -sin exculparlo para nada- es diferente, él dijo “dejen de tirar bengalas que nos vamos a quemar todos”. En cambio Gustavo Andrés Deutsch, ex presidente de LAPA, dijo “sigan volando porque sino nos fajan” y no lo condenan. En un punto es más exculpable Chabán que Deutsch, sin embargo este último fue galardonado con el Konex de platino al mejor empresario de la década

LM:¿Cuál es la explicación?
EP: Año 98, pizza, champagne y  crecimiento explosivo era la norma, lo que se valoraba y lo que valoró el Konex. En lugar de dárselo a un empresario con cierto sentido de responsabilidad social que practique comercio justo, se lo dieron a  Deutsch, que  no le importa nada. Es necesario reformular si vale todo para el éxito del empresario o si hay algunos valores que cuidar. Por más capitalista impiadoso que es el sistema, si tenés conciencia social podés ser albañil, bombero, empresario, gobernante o lo que fuere y vas a tener presente las consecuencias de tu accionar. En este caso hubo una búsqueda de lucro sin importar lo que pasara. 

LM: ¿LAPA fue una empresa creada a esa imagen y semejanza?
EP: Por supuesto, el accidente es la consecuencia directa de la política operativa de LAPA. Había que poner pilotos sumisos que salgan en cualquier condición para no tener costos de cancelación. Había que tener bajo mantenimiento, baja instrucción y baja seguridad laboral para maximizar costos. Encima este es un país que no tiene leyes que protejan a los que cumple con la ley,  porque vos parás un avión porque no esta en condiciones, te rajan y te pagan la indemnización. Pero no hay juez que te reincorpore. Entonces el mensaje para el resto de la tropa es tremendo. Sumalo a un país en el que hasta hace pocos años regía la Ley de Obediencia de Vida y bueno uno decía: “OK, yo puedo torturar, violar y matar si me lo ordena un superior, ¿Con qué cara le pido a un piloto que no se lleve el avión si se lo pide un superior, por más hecho mierda que este?” Creer que estaba limitada a los militares es estar equivocado. Influyó a una sociedad en todos sus estratos y le agregó una patología casi insalvable.

LM:Judicialmente ¿Está cerrado el caso?
EP: No, porque la Corte Suprema es soberana. El tema es que primero tiene que aceptarlo, cosa que dudo que haga. Si lo hace, le va a llegar ultra prescrita, cosa que dudo que revierta. Te repito, en uno tenés todas las pruebas, y en otro ninguna. En donde están todas las pruebas no condenás nadie y en la otra causa -donde no tenés a nadie para condenar- condenas a un inocente a 30 años. Es complicado aceptar que uno vive bajo este régimen y darse cuenta que hoy en día hay prácticas de la dictadura que subsisten.

LM: ¿Por qué?
EP: Porque creo que el esfuerzo para erradicar las secuelas de la dictadura no es genuino ni honesto. Hay un indiscutible avance en el campo de los derechos humanos, pero también hay una parte donde se claudica o se deja pasa. Se requiere un combate mucho más profundo y virulento. Te doy un ejemplo, como parte del peritaje en la tragedia de Sol, hicieron dos pozos donde metieron restos humanos y partes del avión ¿Sabes quién se encargó de eso? El comodoro Graciani -Fuerza Área- que sigue en control de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) y que fue denunciado penalmente por supresión, ocultamiento y adulteración de pruebas. Le están dando poder a militares corruptos. El informe que da es una atrocidad. Descarga culpa sobre los pilotos sin ningún fundamento, dice: “probable complacencia” y “probable perdida de la conciencia situacional” ¿Por qué? Estamos hablando del hielo, no están hablando del descenso de River. Los pilotos estaban atacando el hielo que se formaba en las alas y nunca dijeron “yo esta la paso de taco”. Que pongan “probable” es lo mismo que si en los relatos de un partido digan “probable penal desviado” o fue gol o lo desvío, no hay muchas opciones. Uno tiende a suponer que hay una convivencia importante, porque de hecho los que acceden al predio son el juez, la compañía y la JIAAC. Fui a Suecia para la reconstrucción del accidente y no nos dejaron participar, incluso siendo peritos de parte pedido por los familiares de las víctimas. Algo completamente ilegal apañado por el juez Leonidas Moldes que estaba allá.


LM: ¿Cuáles son los “manejos” que gira en torno al control de la aviación civil?
EP: Todos los que te puedas imaginar. De los más graves hasta algunos irrisorios. En el Palomar vendían tierra. Si vos ves Google Earth, podes observar los pozos de donde sacaban tierra. Ya es como afanarse un puñado de maní, y mientras tanto la señora Nilda Garre los protegía. No entiendo por qué se ampara a estas personas, pero lo que sí se es que nunca tuvieron tanta protección política como con este gobierno. El cual, teóricamente, es el que vino a ponerles los puntos a los militares. Lo que hicieron con la crisis de los radares entre el 2006 y 2007 no tiene nombre. Metieron en el tráfico aéreo 48 aviones por hora cuando podían meter 16. Cuando se incendio la torre de control de Ezeiza en 1998 sacaban un avión cada media hora. Si tenemos en cuenta que en esa oportunidad el radar de Merlo andaba y en esta última no, es una locura lo que hicieron. Volaban como si no pasaba nada, la audacia que tuvieron fue increíble y supongo que ningún avión se la pegó por todo el quilombo que hicimos. No solo yo, sino también los controladores y los pilotos. Las consecuencias políticas que asumieron fueron extremas.

LM: ¿Qué opinas sobre las pérdidas de dos millones de dólares diarios que pierde Aerolíneas? ¿Es la línea aérea que más pierde en el mundo? Esta es una de las grandes banderas de la derecha en contra de la estatización...
EP: Si, lejos es la que más pierde. Ahora, si vos me decís que perdés dos millones de dólares por día para hacer una aerolínea de bandera, me parece perfecto. Si es así, Aerolíneas tendría que ir dos veces diarias a cada provincia -sin importar si es rentable o no- federalizando el país e integrándolo. Además podes ofrecer carga aérea generando una integración económica, desarrollando una red de vuelos al mercado internacional en pos de los intereses del país. Hoy la carga la saca Lan y American Airlines con sus redes. ¿Qué carajo les importa nuestros intereses? Hay que darle un buen servicio a la gente, ser puntual, tener más espacio en la tarifa económica, cosas que no suceden. En los últimos tres años tomé dos vuelos puntuales, Tucumán - Buenos Aires ¿Sabes por qué? Porque la tripulación pernocta ahí. Hoy se gastan dos millones de dólares para que el salame de Mariano Recalde –Presidente de Aerolíneas y dirigente de La Campora- se vaya a ver un partido a Montevideo con sus amigos y diga que ganó plata. Claro, ¿Qué contó? ¿El combustible y el aceite? Se olvido de contar la amortización, las cuotas que pagas por el avión, el seguro, etc. Vas a ver que no ganaste, sino que perdiste una fortuna. Eso pasa por poner un pibe así a dirigir una aerolínea. Yo estoy totalmente a favor de la estatización, pero muy en contra de cómo se esta llevando a cabo.

LM: ¿Cuál hubiera sido la solución?
EP: Había que estatizar Aerolíneas Argentinas como aerolínea bandera, pero no pagar un peso de la deuda. Hay que tener en cuenta que estos famosos dos millones de deuda diaria solamente incluyen el gasto operativo. Si sumamos la deuda total que se arrastra, los números en rojo son infernales. Cada arranque ideológico del peronismo nos cuesta varios millones de dólares. Primero fueron privatistas, ahoraestatistas y mañana van a ser privatistas de nuevo. Aerolíneas fue una gran línea aérea, y una de las más prestigiosas del Cono Sur. Perdimos una joya importante. Hice mi primer curso de Boeing 737 en los simuladores de Aerolíneas Argentinas y el segundo en el de United Airlines en Denver. Te puedo asegurar que el que hice acá le daba 20 vueltas de United Airlines. Entre la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y el Grupo Marsan -los dos grupos españoles que se hicieron cargo de la privatización de la línea aérea- la vaciaron, la saquearon y la destruyeron. Ahora donde estaban los simuladores esta el Banco de Boston.  

El show K: las victimas de la impunidad y la mentira

LM: ¿Sentís que hubo algún cambio en la Policía durante el gobierno kirchnerista con respecto a los gobiernos anteriores?
EP: No cambio nada. Todo se limita a una purga y encima están poniendo de jefes a gente de brigada, lo cual es un claro mensaje “muchachos, la joda sigue”. No es solo una deuda del actual gobierno, sino desde la vuelta en democracia hasta la actualidad. Nadie se metió con la Policía Federal, nadie planteó tercerizar los estudios de la Policía en lugares comunes y no en las cuevas donde estudian y son todos “amigos”. Es necesario que tengan roce con la sociedad civil, incluso que tengan una dirección civil. Es necesario prohibir que puedan interceptar autos o personas con vehículos sin identificación, que solo se utilice esta modalidad para inteligencia, seguimiento, capturas programadas o flagrancia. Les mandamos la película El Rati Horror Show a los 300 legisladores que tenemos con este pedido. ¿Qué se tiene que meter conmigo un chabón con un fierro que mete miedo? ¿Quién es?

LM: Incluso llegaste a mandarle una carta a Julio Alak, Ministro de Justicia ¿Fue por esa iniciativa? ¿Recibiste alguna respuesta?
EP: La carta se la mande cuando se negaban a darnos custodia policial. Luego del estreno de El Rati Horror Show, un grupo de personas entró a nuestra productora y revolvieron todo, entonces decidí poner algún cana en la puerta durante un tiempo para calmar las cosas. Estaba todo arreglado, habíamos elegido efectivos ligados a  Interpol - que no estaban en la joda-, otro perfil completamente distinto al policía promedio. Al día siguiente me llega un acta del comisario Roque Fernando Córdoba que decía que no nos podían mandar dos policías adicionales porque era un servicio voluntario – esta última palabra me la pone el rojo, tamaño 72 y subrayada-  y ningún efectivo quería prestar el servicio. Un mentiroso de cuatro esquinas porque los efectivos con los que habíamos hablado estaban contentos de hacer adicionales. Entonces decidí recurrir a Gendarmería y me contestó el comandante Enrique Nemesio Fernández – y yo entiendo que si te pusieron Nemesio tu infancia habrá sido un infierno, pero ¿yo que tengo que ver?- y me dice lo mismo. Una semana antes, Nemesio había mandado 800 efectivos a un partido de Chacarita, digo ¿no podía mandarme dos a mí? Ahí me calenté y le escribí a Alak para saber si el trato que estaba recibiendo era una postura oficial del gobierno o si responsabilidad de la Policía Federal. Quería saber que pasaba, más que nada porque me alarmaba que el mensaje interno en las fuerzas fuera “bueno, si no les gusto la película, tiene vía libre para hacer lo que quieran con Piñeyro” y que para la sociedad fuera “estamos con la comisaria 34”. Es decir “todo bien” con tirar a Ezequiel Demonty al Riachuelo y con armar una causa como la de Fernando Carrera. A los diez minutos me llaman por teléfono, me dicen que me calme y que me iba a recibir el Comisario General Vallecas. Efectivamente me recibe y me afirma que todo era un mal entendido. Durante la charla, el me dijo “yo te doy todas las garantías – y hace la pausa dramática – en la medida de lo posible”. La verdad que me dieron ganas de abrazarlo y de irnos a vivir juntos porque al final es el único que dice la verdad. Vallecas me dio a entender “mira, acá hay 60 mil efectivos, yo controlo a 40 y de esos te doy la garantía que no te van a hacer nada, el resto... y bueno fiera, estamos solos”.

LM: ¿En qué estado está la causa de Fernando Carrera?
EP: Está en la Corte, lenta pero está. Vamos a ver qué pasa. Zaffaroni votó por mandarla a la Cámara de Casación y que la revisen, algo muy tibio cuando directamente podría haberla anulado. Argibay no quiere saber nada he invoca el artículo 280, que les permite rechazarla “In Limine”. Todos los meses me llegan varios casos de causas armadas como la de Carrera. Uno escuchas hablar tres minutos a los familiares de las victimas y te das cuenta que es verdad, pero no puedo hacer una película por cada uno. Por eso, junto a Manuel Garrido - ex Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas- creamos una especie ONG que se dedica a revisar las causas. Actualmente Carrera está en Marcos Paz, que dentro de todo es lo mejorcito dentro del sistema penitenciario. La cárcel está en un campo abierto, es panóptica, son celdas individuales y no tiene pisos. Tiene una serie de ventajas importantes y es el mejor lugar donde me pueden mandar si llego a perder alguna de las 11 demandas penales que tengo en contra.

LM: Uno de tus grandes detractores del actual gobierno –y que no se entristecería si te viera preso- es Aníbal Fernández. ¿Qué opinión te merece este funcionario?
EP: A mi ese sujeto me hace cagar de risa. Me dice que hablo de los radares y que promuevo una ley de intercepción –que la llama Ley de Derribos – y afirma que los monopolios me están haciendo decir eso. Él era el primero que la proponía en el 2004. Sostiene que mi propuesta responde a la doctrina de la seguridad nacional y a la política de Ronald Reagan. Perfecto, ¿no depende de la Fuerza Area que no se viole el espacio aéreo nacional, así como de la Marina el marítimo, y del Ejército el terrestre? Encima, al sacar a Gendarmería para ponerla a custodiar centros urbanos y mandar al Ejército a la frontera, el Estado esta actuando según el plan CONINTES y toda esa doctrina de mierda. Todo esto es parte de la política del Estado. Están decomisando una toneladas de cocaína por semana, ¿acaso se volvieron más eficientes? No, lo que pasa es que están pasando mil y les regalan tres cada tanto para que tengan algún título en los diarios. Aníbal Fernández decía “tenemos que poner la ley de derribos como hizo Brasil, sino Argentina va a ser un colador para el narcotráfico”. Ahí lo tenés, auto profecía cumplida y ahora se opone a esta ley. Que raro ¿No?

Crisis capitalista: ¿Dónde esta el piloto?

LM: ¿Cómo ves el panorama general del gobierno teniendo en cuenta el contexto de crisis global?
EP: Nos va a dar con un caño a todos. Esta crisis internacional es producto de la supremacía de las finanzas por sobre la producción. Goldman Sachs (GS) viene gobernando la política económica estadounidense desde Bush padre, Clinton, Bush hijo, hasta llegar a Obama. Timothy Geithner –ex GS - era el Secretario de las Reservas Federal de Nueva York en el 2008 cuando se estallo la crisis financiera y hoy es Secretario del Tesoro. Hay un poder financiero tan fuerte que nadie lo regula ni lo detiene. Hasta llegan al extremo de  inventar vehículos de inversión con deudas incobrables. Encima están apoyados por diferentes herramientas como las calificadoras de riesgo, que tres días antes de que quebrara GS le daban una calificación de AA (Ndr: indica que existe una expectativa de riesgo de crédito muy reducida). Esas mismas calificadoras son las que dicen alguna boludez y caen todos los mercados, con el daño real que eso significa.  Algo que no comprendo es cómo esta permitido vender deuda, eso se llama usura. Existen tres tipos de inversión clásica: plazo fijo, deuda pública y acciones de una empresa. Hasta mi abuela entiende esos conceptos. Pero hoy en día, una hipoteca de un norteamericano se la venden a un agente que va a comisión, la reasegura en otra entidad financiera, y finalmente si esa casa se quema el seguro lo puede terminar cobrando un tipo en Japón. Lo que les importa es que la casa se queme, que reviente la economía y, por sobre todas las cosas, la economía real. Apuestan a favor de instrumentos financieros apoyados en nada, denominados “derivativos”. Es algo desquiciado, la economía es un invento del hombre que después se desmadro y hasta hubo que crear universidades para entenderla. Ahora, ellos entienden bien lo que es la economía, el tipo común no. ¿Vos te creés que una economía como la nuestra – desregulada, donde un salame como Guillermo Moreno hace y deshace la inflación y nadie sabe cual es la economía real- va a resistir la crisis? De ninguna manera, son una fantasía los datos de la inflación, del Indec, de la marginalidad y la pobreza.

LM: A esto hay que sumarle que actualmente argentina esta bajo las leyes financieras de Martínez de Hoz y el kirchnerismo no las ha modificado…
EP: El kirchnerismo modifica las cosas sólo cuando les conviene a sus intereses. Antes eran socios con Clarín y cuando se pelearon impulsaron el tema de la Ley de Medios. Ya arreglaron con Techint y ya van a volver a arreglar con Clarín. El problema es la sustentabilidad de este modelo, porque va a llegar hasta cierto punto y luego colapsará. Acá dependemos prácticamente de un monocultivo como es la soja. Pero no es uno más, sino uno que implica manipulación genética y glifosato. Ya han bochado la Ley de Glaciares a favor del lobby minero encabezado por la Barrick Gold. ¿Dónde esta el modelo nacional y popular? Qué se yo dónde estará.

LM: Tus películas pueden ser consideradas como cine de protesta, pero vos siempre te mostraste políticamente independiente de toda estructura partidaria ¿Porqué?                                
EP: Hay un problema serio, la política partidaria tradicional está tan desacreditada que si vos pones un pie adentro, perdés toda credibilidad al instante. Si uno saca una película como Fuerza Aérea S.A influye en forzar el cambio, ya que al día siguiente el gobierno dice que le va a sacar a la Fuerza Aérea el control de la aviación civil. ¿Pero que sucede? Al otro día dicen que la película no tiene nada que ver con la medida, y hacen el cambio pero como el culo. Por más que uno pueda influir o forzar decisiones, lo ideal sería decidir como se van a implementar. Hay que generar nuevas herramientas que reformulen y cuestionen la actual “democracia”. Casi nunca hablaba de aviones, siempre hablé de política. Yo no sé por qué sigo figurando en los padrones de la UCR. En 1983 no quería que de ninguna manera gane las internas De La Rua y me afilié para votar a Raúl Alfonsín. El día que sacaron la Ley de Obediencia de Vida y Punto Final me desafilié. Ahora tengo que ir a Tribunales para que me borren definitivamente. Otro de los problemas es que hoy en día la corrupción ya esta aceptada, ahora la pelea es por la impunidad. Para el gobierno nacional,  Osvaldo Papaleo es “un capo” porque habla a su favor sobre la causa de Papel Prensa, cuando fue la mano derecha de López Rega. O si miramos el caso Schoklender, que Hebe de Bonafini sea querellante en la causa contra Schoklender, es lo mismo que Deutsch lo sea en la de LAPA.




La nota fue publicada en la Revista La Maza

lunes, 24 de octubre de 2011

El viento que sopla en la selva inmensa



Coco es director de teatro, escritor, ensayista, escenógrafo y militante,
algo que pese a los años, no claudica.

Por Ezequiel Alvarez

 
 A lo largo de su vida, Coco Martínez, ha sabido llevar su compromiso a disímiles latitudes en donde la clase oprimida necesita una voz y luchar contra el régimen. Ayer fueron Bahía Blanca, Neuquén, California y México. Hoy, su casa, sus sueños y su vida están en el medio del monte misionero, en donde abrió una biblioteca y día a día busca resistir pese a la lluvia de desidia y la vergüenza de una clase política ausente.

Desde los origenes

-LM: Humberto ¿Cómo te enamoraste del teatro?
-HM. Mi primera relación, inconsciente, con el teatro debe haber sido, de pibito, al dormir pegado al escenario en los ensayos donde participaba mi viejo, al cual admiraba. Después siendo más consciente en los registros: fui de la comedia al grotesco, al drama y la tragedia. Pero creo que todo el arte contribuyó a mi amor por el teatro, aunque lo que más amé fue la poesía. El teatro le dio forma a mi visión espiritual en una ficción que no era mentira sino otra realidad construida a la medida de mis ideas; una poética.

-LM:¿Cómo fue tu infancia?
-HM: Nací en Carmen de Patagones. Mi padre llegó allí como trabajador del "Ferrocarril del Sud". Antes recorrió el país como trabajador golondrina. Ingresó al ferrocarril como mi abuelo, que fue también anarquista y terminó muerto por una máquina en el puerto de Ingeniero White. Cuando tenía un año, mis viejos se trasladaron a Tandil y allí transcurrió mi infancia en un hermoso clima: un hogar donde se cantaba mucho, se recitaba y narraba. Ese orden se rompió cuando mi padre, también anarco y miembro de la Fraternidad, participó como dirigente de una huelga ferroviaria en el año 1951 contra Perón y quedó cesante. A partir de ese momento tuvimos vigilancia policial ya que mi viejo estaba en algún lugar de las sierras. Eso me marcó mucho, tanto como las charlas de sus compañeros respecto a su pertenencia a la clase trabajadora. Su sentido de justicia, responsabilidad y compañerismo se concretaban en una acción: la huelga. Aquellos relatos se daban en encuentros y también en el grupo de teatro "Alborada", en el salón de la Fraternidad, donde mi viejo actuaba, cantaba y tocaba la guitarra.

-LM: Esa figura de tu viejo anarquista ¿te determinó políticamente?
-HM: A lo largo de mi vida tuve vínculos con compañeros y compañeras que provenían de distintas organizaciones o independientes. Conocí anarquistas, de quienes aprendí lo que practicaban: anticipar la utopía, es decir vivir y luchar como comunistas sin esperar que la sociedad cambie para serlo. Otros fueron marxistas de quienes tuve mucha influencia en su rigor, compromiso y conocimiento. Otros fueron cristianos. Otros, peronistas que lucharon y dieron su vida por la causa del pueblo. Pienso que la historia no es lineal y no hay un solo camino para liberar al ser humano de la opresión. Me defino en mi deseo más profundo, que es una sociedad sin dioses ni patrones: una sociedad sin clases, de hermanos y hermanas.

-LM: Una de tus obras más recordadas fue la Cantata Santa María de Iquique. ¿Cómo se gestó?
-HM: Cuando se dio la experiencia de Allende en Chile viajé con el propósito de conocer y participar en ese proceso. Me inscribí en los trabajos voluntarios y, al enterarse los compañeros de que era un hombre de teatro, me dieron la dirección de un grupo perteneciente a la FECH (Federación de Estudiantes Chilenos). Con ellos, recorrimos tres provincias: Bio Bio, Malleco y Cautín. Entonces escuche el disco de la Cantata Santa María de Iquique por el grupo Quillapayun con textos de Luis Advis. Me conmovió por su paralelismo con las masacres obreras de la Patagonia. Alentado por mi maestra Susana Zimmermann, comencé a trabajar en la idea de la puesta. Decidí que los actores debían ser los protagonistas de la historia: los mismos obreros. Al volver a mi tierra comencé a convocar a obreros de una fábrica textil, obras en construcción, empleadas domésticas y estudiantes (en total unas 60 personas), con quienes concretamos la idea en el Centro Cultural de Viedma a sala llena y con la especial asistencia de Arturo Jauretche. Así comenzó este movimiento, que, incluso aportó al fondo de huelga cuando hubo conflicto en la fábrica y los obreros la cantaban enfrentando a la patronal.

-LM: ¿Se puede reeditar una experiencia de integración actoral como la que hiciste con la Cantata Santa María de Iquique o eso es cosa del pasado?
-HM: El contexto histórico es distinto, pero de hecho, pudimos montarla en Neuquén en el año '97 con la participación de obreros, niños, estudiantes y actores locales, Villa Regina, Necochea, y la presencia de Luisa Calcumil (actriz mapuche de General Roca). También participaron artistas plásticos y músicos, éramos en total 100 personas. La montamos en el Gimnasio Central a público lleno. Luego de la función a medianoche, inauguramos con el público una escultura de Claudio Carlovich recordando a los desaparecidos. Destaco también la puesta que hicimos de la obra "La Pasión del Piquetero" de Vicente Zito Lema en el 2006, con el grupo "Contraviento" del Frente Darío Santillán y la participación del actor Ricardo Gil Soria. Sin olvidar el apoyo de los compañeros de las Asambleas y en particular de nuestro compañero Rubén Saboulard. Las funciones se dieron frente a los Tribunales de Lomas de Zamora durante el juicio a Franchiotti con un público de 3000 compañeros piqueteros y bajo el puente Pueyrredón durante la vigilia del 26 de junio. Tenemos a los compañeros, tenemos a Vicente, por lo tanto, "hacer lo imposible" es la consigna.

Teatro y militancia sin fronteras

-LM: ¿Cómo fue tu exilio y en qué circunstancias se produjo?
-HM: Se produjo mientras dirigía el grupo Eva Perón en Bahía Blanca. Corría el año 1973 y tras varias actuaciones con la "Cantata Santa María de Iquique" en los barrios y en la Universidad nacional del Sur, nos propusimos llevarla al Teatro Municipal. Llenamos el teatro con compañeros de los barrios y las villas, ya que los integrantes del grupo venían de allí. Recuerdo que cuando salí a escena, pude ver que al fondo de la sala estaban los compañeros Montoneros cuidando la misma, ya que varios de nosotros militábamos en la Tendencia. En el palco de adelante, cerca de escena, estaban compañeros del ERP con boina y estrella roja y armados, también cuidando la función. En ese momento me estremecí de emoción. Al terminar la obra, -el teatro daba a la avenida Alem, que es la más paqueta de la ciudad- marchamos por la calle: actores, público y organizaciones. Causamos escándalo en la sociedad bahiense donde tienen peso decisivo la Armada, el Ejercito y el reaccionario diario Nueva Provincia. Poco después, durante la presidencia de Isabel se agravó la situación y ganó espacio la CGT local, vinculada a la Triple AAA. En ese clima hostil y con compañeros caídos, se me advirtió que figuraba en una lista y una noche de regreso a casa advertí el peligro. Mi viejo me sacó de la Ciudad con un amigo hasta Tres Arroyos, de allí a Buenos Aires y luego salí del país con la ayuda de la Sociedad Argentina de Actores. Aclaro que mi militancia no se limitaba solamente a la actividad teatral. Con Ángel Cappa, que fue expulsado de La Nueva Provincia, organizamos una actividad periodística con la participación de la gente del barrio y trabajadores, fundando el periódico "La Argentina en patas"  del que aún conservo un ejemplar. Teníamos un espacio, un viejo club de barrio, y nos ayudaba en la manutención Ricardo Carpani, quien nos donaba sus dibujos. Después de pasar una temporada en Buenos Aires donde la situación también era seria, la SADE me proporcionó documentación donde se especificaba que tenía que hacer un curso en Los Ángeles, EE. UU y regresaría. Así conseguí la visa. Mi idea era estar un tiempo en Los Angeles con los grupos chicanos de los que tenía noticias pero no contacto y regresar al país cuando fuera posible. Llegué con 25 dólares, sin hablar el idioma y con un número telefónico para contactar a un amigo. Los pocos dólares me alcanzaron para una noche de hotel. Por la mañana traté infructuosamente de conectarme y al ver mi dificultad con el teléfono una empleada de la cafetería me ayudó. Ella era ecuatoriana y me ayudó hasta que pude encontrar a mi amigo.

-LM: ¿Cómo fue tu vida en EE. UU. y en qué espacios participaste políticamente?
-HM: Fueron tres años y medio de intensa actividad, de mucho trabajo, de respeto y de reconocimiento; jamás me sentí ajeno a estos compañeros. En esos años llegó a este mundo mi hijo Miguel. Trabajé, sobretodo, en la organización CASA, en los talleres para grupos chicanos y latinos en toda el área de la bahía y Tucson, Arizona, y en el grupo "Libertad". Los grupos de teatro chicano tienen su origen en el "Teatro Campesino" bajo la dirección de Luis Valdez. Este grupo se generó en la Unión de Trabajadores Campesinos, liderada por Cesar Chávez. La mayoría de los actores eran hijos de braceros. También formamos el "Comité de Solidaridad con Argentina" que incluía a compañeros estadounidenses. En esa época recibíamos noticias de la actividad en los centros clandestinos de detención y la usábamos para difundir la situación mediante un periódico. Recuerdo que salía a la calle vendiéndolo, diciendo lo único que pronunciaba fluido en inglés "News from Argentina!". Fueron momentos muy dolorosos que aún me acompañan. En esos años trabajábamos conjuntamente con el Frente Sandinista, lo que nos permitió invitar al poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, quién en un barrio de San Francisco realizó unos bautismos que me sorprendieron: al derramar agua bendita sobre la cabeza de los pequeños decía: "Espíritu del capitalismo, ¡sal de este niño!, espíritu de la propiedad privada, ¡sal de este niño!"

-LM: Luego te fuiste a México...
HM: Si. Con dos integrantes del grupo decidimos irnos para México. Compramos un Ford Galaxy '70 y pasamos por los estados de California, Arizona, Nueva México y hasta El Paso, Texas. En Tucson el grupo Libertad nos donó cuatro cubiertas nuevas para seguir viaje y así cruzar todo el desierto. En México nos dieron espacio y garantizaron trabajo a todos los exiliados. En mi caso me desempeñé como profesor de teatro en Bellas Artes durante seis años. Viví en Cuernavaca con mi familia, allí nació mi hija Manuela. Trabajaba en el D.F. y siempre traté de vivir en la cultura mexicana comprometido con su realidad social y su historia. Por ello formé en el grupo "El Plan" con trabajadores jóvenes, haciendo referencia al "Plan de Ayala" de Emiliano Zapata. Como vivíamos en Morelos -donde nació, lucho y murió el líder revolucionario- usábamos la modalidad del "corrido", tomando en cuenta el pasado revolucionario y los conflictos actuales. Allí tuve el privilegio de convivir con David Viñas, de quien tanto aprendí y que tanto me ayudó a afirmar mis convicciones. De él tomé y para siempre dos definiciones básicas: "no hay texto sin contexto" y "me interesa todo aquello que cuestione mi  coherencia". Fue un hombre consecuente, lúcido y muy generoso. Después vino la guerra de Malvinas, más tarde la democracia y mi regreso en un avión con todos exiliados. Pero el país no era el mismo y yo tampoco.

Un grito en el monte

-LM: ¿Qué te llevó a vivir y fundar un teatro y una biblioteca en el medio de la selva?
-HM: Estaba viviendo en Buenos Aires con mi compañera Jorgelina y pensamos y sentimos que una experiencia basada en el reencuentro con la tierradesde la vivencia y la producción de nuestros propios alimentos podría ser un camino a seguir para profundizar en nuestra producción artística y de pensamiento. Además, una opción cultural que cuestionaba un modelo de vida. Compramos la tierra con nuestros ahorros y elegimos Misiones por el clima y porque su monte me recordó a México. La biblioteca la construimos con mi hijo Miguel y mi nuera Claudia, que también aportaron con sus ahorros y la llamamos "Primero de Mayo". Luego Miguel y Claudia se fueron, quedando ésta a nuestro cargo y el "teatro de la selva" todavía es un sueño.

-LM: ¿Cómo se hace para seguir construyendo cultura en medio del monte misionero?

-HM: Es muy difícil en el espacio geográfico que habitamos, el monte de la zona centro de la provincia. Estamos a 18 km de Oberá, ciudad que tiene 300 templos de distintas religiones, cristianos de todo pelaje. Los pobladores de nuestro entorno son muy pobres, la mayoría vive de planes sociales. Son parte de la industria del asistencialismo del país, ocupan buena parte de su tiempo, todos los meses, haciendo las largas colas del Banco. Están en situación de supervivencia y no tienen luz ni agua potable ni acceso a la información. Hay mucha ignorancia y resignación y en parte se debe a la influencia de esas iglesias evangélicas. Hay desocupación y alcoholismo, sobre todo en los jóvenes. Creo no haber sentido tanto dolor en mi vida por la situación de otros. En nuestra biblioteca  pudimos formar una asamblea, y luego de dos años de lucha conseguimos tener una perforación de agua y una red. La biblioteca funciona con algunos niños y adultos, muchos vienen a ver videos y algunos de los niños a merendar. El intendente y los concejales de éste municipio, San Martín, nos ignoran por completo, ni siquiera hay caminos en buenas condiciones. Por suerte tenemos el reconocimiento y la amistad de los vecinos por nuestra conducta solidaria. Cuántas veces nuestra camioneta sirvió de ambulancia ante un parto o un accidente, a lo que algunos responden ofreciendo frutos de su producción. Pero sufrimos la imposibilidad de lograr cambios importantes en la gravedad de la situación. Somos empecinados frente al rostro desnudo del "modelo" y construir cultura aquí no es una tarea fácil. Del teatro ni hablemos, nunca vieron una obra y, encima, hay prejuicios religiosos, pero hay que articular nuestra experiencia y voluntad con esta realidad y no bajar los brazos jamás.

-LM:¿Cuál es la situación de los campesinos pobres y los recolectores de yerba mate?
-HM: Las condiciones son precarias, terribles. La mayor parte de los campesinos trabaja en el desmonte y cuidando y regando con agrotóxicos las forestaciones de pino y eucalipto, también en la cosecha de yerba y en los cultivos destinados a la alimentación. Hay desocupación porque los trabajos son temporarios. Esta es la política del gobierno reelecto de Maurice Closs, mimado de los K. El desastre ecológico es profundo: la provincia perdió el 90% del monte nativo para vender su madera y plantar mayormente pino. Cada árbol implantado consume 100 litros de agua por día y es inminente la construcción de la represa Garabí que inundará 35.000 hectáreas de monte nativo. Las zonas desmontadas se están desertificando y casi toda la provincia sufre el cambio climático. Todo da como resultado un tejido social deteriorado con un alto índice de alcoholismo, violaciones, embarazos infantiles e incesto, cultura producida por la ignorancia, indefensión y dependencia para sobrevivir. Pero para "apalear tanto dolor" en gobierno ha construido una inmensa cruz en Santa Ana en la que, hasta ahora, lleva gastados más de 70 millones de pesos.

-LM: Ante los gravísimos hechos de Ledesma hace poco más de un mes, ¿qué opinión tenés acerca del conflicto por la tierra y la vivienda en el interior del país?
-HM: Luego de la Conquista y la "Campaña al desierto" -el despojo de los pueblos originarios-, la propiedad de las grandes extensiones de tierra quedó concentrada en una minoría. El resultado es: somos todos argentinos, pero pocos tienen la tierra. Pienso que no hay sentido de Patria si no hay responsabilidad del pueblo en los destinos de la misma. Considero que es un gran tema a discutir. Para ir parando la mano, por ahora, lo quieren arreglar con algunos terrenos y algún techo. El resto es estratégico para el modelo, ya que su horizonte son el agro negocio y la agro industria. No se discute lo más importante: qué se produce, cómo se produce y qué consecuencias sociales y ambientales conlleva. Ahora están discutiendo la ley para frenar la compra de tierras por extranjeros, pero nadie dice que el agro negocio no necesita la propiedad ya que en su mayoría arriendan, como el vergonzoso contrato de la provincia de Río Negro con China para plantar soja. Tampoco las minas a cielo abierto requieren propiedad. Y en caso de necesitarla, cuentan con traidores que pueden ser sus testaferros. Pienso que la cuestión de la tierra es fundamental para un proyecto de liberación nacional.

Teatro y resistencia: el telón que nunca se cierra

-LM:¿Qué balance hacés de la política cultural del gobierno K?
-HM: El balance es sencillo: es funcional y parte del "modelo" que proponen. Lo deja claro "El fútbol para todos" y otras cuestiones. Lo que no es para todos es la tierra, el trabajo digno, la educación, la salud y el arte. Y para esa tarea cuentan con artistas bien aceitados que funcionan acorde al "modelo". Existe un circo y adherentes incondicionales, pero no dejan muy claro qué es "el modelo".

-LM: CFK está a punto de ser reelecta con índices que superan cualquier comparación, pese a que -como ha señalado Atilio Borón regentea un modelo económico que permanece inalterado desde Menem . ¿Qué opinas de esto?
-HM: No sólo que regentea este modelo económico y social sino que lo va a profundizar, con los agro negocios, agregando la industrialización de la ruralidad -una agricultura sin agricultores-. Esto va a alterar profundamente nuestra cultura y nuestra soberanía alimentaria estará en mano de las empresas que puedan desarrollar biotecnología con cultivos extensivos. Producirán alimentos a los que sólo podremos acceder en las góndolas caras de los supermercados. También extenderán las fronteras agrícolas con más desmonte, concentración y hacinamiento de los pobladores en las villas de las grandes ciudades. Todos estos años de modelo han generado una cultura de clientelismo, punteros y dependencia. Así mismo la participación de una clase media acomodaticia a la que le va esta economía y un progresismo que patea al arco mirando la tribuna y a su bolsillo.

-LM: El gobierno K ha distribuido, profusamente, subsidios para la realización de filmes nacionales, pero, ¿ha hecho algo para fomentar el teatro, para sostener o crear salas y producciones independientes?
-HM: El teatro puede ser masivo o no y ellos no van a aportar a un arte que generalmente no es masivo. El teatro requiere de una construcción grupal, fomentar el teatro - idea, para hacer circular el pensamiento crítico y lograr que el público, si es buen teatro, participe de una reflexión personal y social y eso es ajeno a los intereses del gobierno. La censura en este capitalismo puede ejercerse privándonos de recursos económicos, pero por suerte,  el teatro puede hacerse aún "sin plata". Pasión y convicciones bastan. Para que el teatro sea revolucionario hay que distanciarse de la tradición romántica y hacer "visible lo visible", incluso ser crítico hasta del mismo proceso revolucionario. Hay tantas miradas como directores, actores y público.

-LM: ¿Haber asumido el teatro como un enorme compromiso con la vida y la lucha social te cerró puertas?
-HM: Se me cerraron casi todas las puertas, excepto las de los compañeros, que son las más importantes. Yo nunca viví ni pretendí vivir del teatro, siempre me las arreglé con la docencia y otros oficios y rebusques.

-LM: ¿Qué opina de la vinculación orgánica que muchos intelectuales, algunos amigos suyos, han establecido con el poder?
HM: Opino que estos intelectuales orgánicos negocian a la medida de sus necesidades.. Usan la realidad social como coartada y es tan precaria su verdad como el discurso que la sostiene.  Reemplazan el lenguaje por una especie de jerga y algunos supuestos.  Es imposible macanear en serio, aunque ellos piensen que tienen derechos por lo que hicieron con sus vidas, pero es imposible responder a la memoria de los compañeros caídos desde ese lugar. Frente a este panorama, compañeros como Vicente Zito Lema y otros -en los que me incluyo-, el único derecho que tenemos es el de resistir. Si no perdemos la bronca, si luchamos, si nos organizamos y encarnamos el discurso, tal vez todo cambie.Si no podemos -pese a todos los esfuerzos- al menos, como señaló Envar El Kadri, "no pudieron convertirnos en ellos".

-LM: ¿Pensás volver a la ciudad?
-HM: Lo que produce dolor, produce arraigo. Aquí, con Jorgelina, tenemos nuestro pedazo de tierra, nuestra huerta, nuestra soledad y la compañía de nuestros vecinos. Quisiéramos regresar a la ciudad para compartir lucha e ideas acordes a nuestro ser, pero sabemos que dejaríamos el país real; el de los que sufren y son ignorados. A veces odiamos tanta resignación y queremos irnos- y creo que algún día nos iremos-, pero sabemos que los rostros de las víctimas más afectadas por este "modelo", los pibes, los ancianos, los desposeídos, los que sólo cuentan con su sola vida, nos acompañarán hasta el final.



Si queres contactarte con Coco, mandale un mail a somostodosjuntos@yahoo.com.ar

La nota fue publicada en la Revista La Maza

                                                     Entrevista a Humberto Coco Martínez, director de teatro, escritor, ensayista,
                                                                          escenógrafo y militante a lo largo de su vida